“Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”, frase atribuida a Napoleón Bonaparte.

La frase viene a colación pues al huir los primeros días del año del hollín del Valle de Toluca, tuve la oportunidad de volver a disfrutar de la deliciosa comida del restaurante “El Capulín” ubicado en la carretera a Sultepec y que pese a todo sigue en actividad desde hace más de setenta años.
Quienes conocen el lugar recordarán la disposición de las mesas alrededor del tradicional fogón, donde con leña se preparan los guisados del día, disposición que fomenta las conversaciones e integración de los diversos comensales.
En la mesa tuvimos la oportunidad de coincidir personas de Sultepec, la Ciudad de México, San Mateo Atenco y Toluca; todas con el común denominador de circular, vivir y conocer al río Lerma, así como de ser testigos del deterioro de dicho cuerpo de agua.
La conversación la inicio el joven oriundo de San Mateo Atenco quien asombrado comparaba las aguas del canal aledaño al restaurante con las del Lerma, al tiempo que el vecino de Sultepec le instruía que en el canal fluían aguas provenientes del cercano volcán, escurrimientos o manantiales y que abastecían a muchos pueblos y rancherías de Temascaltepec, Texcaltitlán y del propio Sultepec. Los turistas de la Ciudad de México preguntaban si esa agua era la del Cutzamala al tiempo que hubo disenso entre los participantes. Al tiempo, metiche como siempre he sido, decidí aportar a la conversación en beneficio de la divulgación y conocimiento ambiental que son las bases de la inclusión y participación social.
Aclaramos dudas, intercambiamos experiencias, información e inquietudes pero la pareja proveniente de la Ciudad de México si enfatizó la necesidad de contar con información fiable y de fácil acceso sobre cuestiones de agua y ambiente, mientras que el joven de San Mateo Atenco decía que no era creíble que el río Lerma alguna vez estuvo limpio y mucho menos que se pudiera restaurar.
En ese orden de ideas, repito ahora lo concluido en esa reunión informal en “El Capulín”: es necesaria la conformación de un “Observatorio Ciudadano” que conjunte y sistematice la historia y acciones que se han llevado a cabo para mejorar la cuenca del río Lerma, haciendo una puntual e imparcial evaluación de las acciones: monitoreo de indicadores ambientales, pero sobre todo que divulgue y haga propuestas ciudadanas congruentes para atender la problemática.
Sobre el tema de la historia se cuenta con los cronistas municipales, con excelentes investigaciones, empezando por el libro “Tules y Sirenas” de Beatriz Albores, así como de Rocío Serrano Barquín, María Teresa Jarquín, Diana Birrichaga, Gloría Camacho Pichardo, María del Pilar Iracheta Cenecorta o de mi compañera de la Red de Investigadores Sociales sobre el Agua, Jacinta Palerm Viqueira.
El testimonio de la gestión pública se venía dando mediante los flamantes “Atlas de la Cuenca del Río Lerma” y de los informes de las acciones coordinadas que integraba y publicaba la Coordinación de la Cuenca Lerma del Gobierno del Estado de México y que eran exhibidos en su sala de exposiciones, que esperamos vuelva a entrar en funciones.
No se ha tenido un testimonio fotográfico organizado, que conjunte los trabajos de profesionales como Leopoldo Islas Flores o de mi estimado Wilfrido Contreras Domínguez, siendo un área de oportunidad.
Mi amigo Mindahi Crecencio Bastida Muñoz en su tiempo promovió el Observatorio Ciudadano sin que haya tenido el éxito y la trascendencia necesaria. Considero que es tiempo de retomar la iniciativa.

 

PIENSA GLOBALMENTE, ACTÚA LOCALMENTE
Mediante tus redes sociales digitales puedes ser un historiador, cronista, narrador, observador y hacer propuestas para la recuperación de la cuenca del río Lerma y sus elementos ambientales, conformar grupos de trabajo e integrarte a uno. Usa algún hashtag o etiqueta que sea el distintivo del Lerma o de otro elemento ambiental de tu región.
Reciban un abrazo de su amigo, Luis Eduardo Mejía Pedrero. Comentarios al correo [email protected] Instagram @mejiapedrero Twitter @cuencalerma o por Facebook.