Lo que el 2019 nos dejó….

El final de un ciclo hace pensar en un nuevo comienzo, pero para dar este paso es necesario detenerse, respirar, mirar a nuestro alrededor y tratar de hacer un recuento de aquellos momentos y experiencias vividas agradables o no. Este 2019 no ha sido fácil para México, el malestar y la descomposición social estuvieron a la orden del día y se reflejaron en un desencadenamiento de hechos violentos que si bien no son nuevos, crecieron de manera exponencial y preocupante.
De acuerdo con el reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp), en los primeros 10 meses de 2019, se registraron en todo el país 29 mil 574 homicidios, cifra con la cual se confirma la tendencia de que este sería el año más violento en la historia reciente en México.
En este sentido, iniciamos el mes con algo peor que el pie izquierdo, el 1 de diciembre es considerado el día más violento en el año al registrarse 127 homicidios dolosos, donde las entidades con más homicidios fueron Hidalgo, Jalisco, Ciudad de México y Tamaulipas, con cinco cada uno; seguidas por Puebla y Veracruz (seis); Michoacán (siete); Baja California (nueve); Guanajuato y Oaxaca (10), y el Estado de México (14).
Me encantaría tener otras cifras como aquellas a las que alude el presidente cuando los datos no le favorecen del todo pero lamentablemente no es así, la cruda realidad es esta y va más allá de datos numéricos o estadísticas. Este tipo de informes deben convertirse en un balde de agua fría que nos haga ver el tipo de sociedad que tenemos y reflexionar si es aquella que se pretende heredar a las siguientes generaciones.
Hoy, la realidad nos queda a deber sin embargo, la peor condena que como sociedad podemos tener es aceptar que las cosas son así y no cambiarán. Por qué no asumir que hemos sido parte del problema pero podemos ser parte de la solución, no dejemos que la desesperanza y la desilusión se impregnen en el acontecer diario, el cambio de un país es responsabilidad de todos.
Respuestas o soluciones fáciles a los problemas que nos aquejan no existen, el futuro se construye hoy, merecemos un mejor país donde ustedes y yo salgamos a la calle sintiéndonos libres y no valientes. Buenas intenciones no son suficientes, pensar que el 2020 será mejor solo porque se le pide en la carta a Santa, a los Reyes Magos o porque el universo actuará a nuestro favor, difícilmente sucederá.
Acciones concretas, estrategias racionales, discursos y mensajes de unidad y no de odio, ciudadanos que entienden que el Estado tiene que garantizar el orden público pero debemos contribuir al mismo. Ni mesías, ni visiones univocas, ciudadanía consciente y comprometida que pasa de la protesta a la propuesta, que crítica pero también construye.
Dejemos de hablar de violencia y trabajemos en reconstruir nuestros lazos sociales, necesitamos mejores instituciones, funcionarios públicos y ciudadanos. La solución no está en la creación de más leyes sino en la aplicación de las mismas, ni ciudadanos de primera ni de segunda o políticos que piensan que el poder es para poder. La insatisfacción y la falta de credibilidad no es “normal”, un país no se construye cada 3 o cada 6 años y hablar de una república amorosa o repartir cartillas morales, no es precisamente lo que hará de México un mejor país.
P.D. Agradezco en esta última nota del año a quienes han leído estas líneas y las han compartido. La idea no es imponer un punto de vista o convencerlos de algo, sino proponer desde mi óptica y a mí estilo otra manera de ver la cotidianeidad, teniendo claro que la mejor opinión no es la mía, es y será, la que cada uno de ustedes construya.