Tan lejos del Primer Informe…

Algunos de nosotros recordaremos que hace algunos años el Informe que otorgaba el Presidente de México a su nación, a su pueblo, era un acto solemne revestido de protocolo, de prudencia, de autoridad, de compromiso y de una total gallardía. Hoy podemos pensar, lo lejos que ha quedado la plenitud de esta obligación gubernamental.
El informe de gobierno no es un logro de López Obrador ni de Peña ni de nadie, es una obligación que marca el artículo 69 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que establece que el Presidente otorgará a la nación (representada por el Congreso de la Unión) un informe del estado que guardan la administración pública del país, en el día de la apertura de la Sesión Ordinaria del Congreso.
El informe debe ser por escrito, y hace algunos años, existía toda una ceremonia en la cual se daba este informe, mediante un discurso que era transmitido en cadena nacional, que era estudiado y discutido ampliamente por expertos y políticos pro y contra. Incluso, el diputado presidente de las cámaras contestaba ese discurso con otro mas cortito, colocando la atención en los principales problemas nacionales que no se habían resuelto.
Vicente Fox fue el último de los presidentes en plantarse en le Congreso de la Unión a decir su informe, pero ni Calderón ni Peña, regresaron a la solemnidad. Resulta pues, sorpresivo que López Obrador con la popularidad que tiene en las encuestas, con la mayoría en el Congreso, no se haya atrevido a asistir para devolver esa solemnidad a tal acto nacional.
Abonando a esa misma idea, pero en otra faceta, hace algunos años el informe era ampliamente debatido en las mesas de análisis que distintas cadenas de radio y televisión ejecutaban para tal efecto, como desmenuzando cada rasgo de la información, con un panel conocedor, recordando los momentos de aplausos y los momentos de abucheos. Ahora no hubo nada de eso, con periodistas que están desperdigados, como agentes libres, algunos ya eliminados de las cadenas de comunicación más importantes, ahora no queda nada que decir: los “chairos” se quedan con lo bien que lo ha hecho López Obrador, aplaudiendo los pocos logros y justificando los más de 50% de promesas que informó. Los demás, nos quedaremos con las ganas del análisis de los datos que presentó, para saber si son ciertos y verdaderos, con la expectativa de que las cosas cambien y se realice el cambio para mejorar, que hasta ahora no se ha visto.