LA DEMOCRACIA UNIVERSITARIA ES LA POSIBILIDAD PERMANENTE DE CAMBIO

Hoy tocamos ilustres lectores en este nuestro espacio lo que es la democracia universitaria, un derecho que por sí solos tienen y va de la mano de su propia Autonomía, nuestra Máxima Casa de Estudios en este dos mil diecinueve celebra 75 años de dicha autonomía y por ende de democracia y quiero precisar en las siguientes líneas lo que verdaderamente conlleva a sostener dicho derecho al cual tienen ante todo la aprobación de la sociedad.
Existe un documento desarrollado por la Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal, que por sus siglas es reconocida como REDLYC, dicha revista es un proyecto impulsado por la Universidad Autónoma del Estado de México, y que a la fecha cuenta con más de 1304 revistas científicas, 48 mil 512 fascículos y más de seiscientos mil artículos científicos, así de grandioso es el acervo que tiene esta organización.
No se puede hablar de autonomía sino existe democracia de forma intrínseca, ya que las dos van de la mano, sería incoherente si no existiera una sin la otra.
La Universidad tanto la UAEM como todas aquellas que apelan por los mismos derechos, no es otra cosa que la cuna de liberales y de demócratas, ya que si analizamos ontológicamente la palabra Universidad, proviene de Universal, y que es ello, no se le puede definir de otra forma que el conocimiento universal y de esta forma la máxima dedicación que tienen, que es el generar la conciencia universal del Ser, y en contra de la opresión.
Esto lo hemos visto, esta lucha por sus derechos de parte de nuestra máxima Casa de Estudios en el Estado de México, de nuestra UAEM, encabezada dignamente por el Rector Alfredo Barrera Baca, y apoyada por toda la Comunidad Universitaria, ya que la democracia que en su interior se maneja no es como la que entendemos la sociedad, ya que nada tiene que ver con situaciones políticas, ya que se ha transgredido a palabra solo para ese rubro que es de gobernantes y gobernados, cuando la democracia es su forma de organización, y en donde las decisiones colectivas son adoptadas por sus integrantes, en donde todos son libres e iguales, pero conllevado con la autonomía universitaria, nos llevan al reconocimiento de su Consejo Universitario, en este caso de la UAEM.
Basándonos en estudios profundos y serios se afirma que no es sólo un asunto histórico de separación de la Universidad y las instancias del Estado ya que éste se logrado con base en las luchas y movimientos estudiantiles, sino un asunto actual siempre por definir, ya que una universidad autónoma, hoy en día, no debe desconocer los mecanismos externos de evaluación, planeación y control público, ya que tiene una función que cumplir frente a la sociedad.
Si la universidad quiere mantener la libertad de enseñanza e investigación, entonces se tiene que entender como fuerza política autónoma en la sociedad y por ende democrática.
Esta tarea, mantener la libertad de la ciencia y la autonomía de sus instituciones, ya no se puede asegurar exclusivamente desde una de las instituciones de educación superior autónomas, sino desde la autonomía del sistema científico en su conjunto, ya que desde ésta trinchera tiene que ser capaz de defender sus posiciones frente a las fuerzas políticas presentes en el seno de las sociedades plurales y democráticas.
Y éste es el referente de que la universidad no es una institución política, ya que una institución de este tipo se define por la adquisición de poder y por mantener este poder; no se trata, por tanto, de la construcción de un Estado dentro de un Estado.
Ya que lo que las Universidades, y en especial la Universidad Autónoma del Estado de México hace en todo momento, es cumplir con tareas apolíticas y esta tarea sólo se puede llevar a cabo bajo las condiciones de una actuación política interna, preservando su autonomía, ya que ese es el reclamo de una independencia sustancial de la universidad y de sus miembros; es la condición necesaria para que la institución pueda cumplir con sus tareas.
Ya que basados en el análisis serio y comprobado, como lo precisa y lo da a conocer la Universidad Autónoma del Estado de México y en lo particular su Rector el Doctor Alfredo Barrera Baca, la autonomía universitaria tiene tres aspectos: el de su propio gobierno, el académico y el financiero; el primero de ellos permite que la universidad legisle sobre sus propios asuntos, se organice como le parezca mejor y elija a sus autoridades y al rector según los requisitos que ellos mismos señalen, por su parte la académica de la autonomía universitaria implica que la universidad puede nombrar y remover su personal académico según los procedimientos convenidos, seleccionar a los alumnos según los exámenes que ella misma aplica, elaborar sus planes de estudio, expedir certificados, y de la misma forma garantiza la libertad de cátedra, cuestión que no se debe confundir con la autonomía misma, en rubro de la situación financiera permite la libre disposición que de su patrimonio tiene la universidad, así como la elaboración y el control de su propio presupuesto.
Bajo esos argumentos preciso que la autonomía y la democracia van de la mano ya que de esa forma puede trabajar en beneficio de su comunidad universitaria y por ende de la sociedad ya que es libre de tomar, dentro de su propia organización y por medio de sus propios procedimientos, las decisiones relacionadas con su legislación y administración y ello Implica también que la organización de la universidad debe ser tal, que asegure a sus miembros, sobre todo los miembros del personal académico, una parte reconocida e importante en la toma de decisiones, lo que es una interrelación forzosa entre la
ciencia moderna y la democracia, entendida esta última como posibilidad permanente de cambio, y a su vez, garantizada en las universidades gracias a la autonomía.
Si lo logramos analizar ilustre lector es la fórmula en la que puede servir a la sociedad de la que recibe el apoyo material, y a más largo plazo al avance del conocimiento, ya que no sólo tiene una obligación con su propia sociedad, sino con la comunidad mundial de la ciencia, y de ahí proviene el reclamo de las universidades de contar con un alto grado de autonomía que no se basa en privilegios, sino en la única posibilidad de servir a la comunidad.
Y si analizamos en la forma en las que trabajan nuestras universidades no tienen otro motivo más que servir a la sociedad de la que reciben el apoyo moral y material; por ello son objeto de observación y crítica públicas y tienen que ser sensibles a la opinión fundamentada y responsable, tienen que servir a más largo plazo a los intereses del avance del conocimiento, y por ello tiene una obligación no sólo con la sociedad de su respectivo país, sino con la comunidad mundial de la ciencia.
En síntesis ilustre lector, las universidades democráticas y autónomas no son más que comunidades en la que sus diferentes elementos se mantienen unidos y son inspirados por un solo fin intelectual: la interacción lo más libre posible de todas sus personalidades y disciplinas, ello involucra de manera determinante a la autonomía universitaria, que si bien tiene un punto de partida jurídico, es tarea de la comunidad construirla dentro de los límites de cada universidad y defenderla en cada momento: HASTA AQUÍ MIS LINEAS…
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