Minas en Coahuila, la tragedia que nunca acaba

Lo acontecido el pasado 3 de agosto en el territorio minero en Sabinas, en el Estado de Coahuila, debe llevarnos a pensar en las condiciones precarias que persisten en las zonas mineras de México. Diez mineros atrapados al extraer carbón y aunque la esperanza sigue viva, sabemos lo que se puede esperar porque ha sucedido antes por culpa de empresarios y patrones explotadores que antes de prestar atención a las vidas humanas, están pensando en cómo seguir incrementando sus ganancias, y como las autoridades a todos los niveles “hacen como que hacen, pero al final no hacen nada”, la tragedia se repite.
La necesidad es mucha y las fuentes de empleo son pocas y mal pagadas, horarios de trabajo exhaustivos o espacios laborales que no cuentan con las medidas necesarias para salvaguardar la integridad de los trabajadores, aunque se puede tener la mala suerte y contar con ambas. Quienes trabajan en una mina, saben que estar ahí dentro les puede costar la vida, pero cuando se tiene una familia que sacar adelante, y una formación académica menor, los peligros pasan a segundo término. Todos los días es echar una moneda al aire, “un volado” donde lo que se está en juego es la vida, pero es eso, o es nada.
Es importante mencionar que en esta región se extrae el 99% del carbón que compra la Comisión Federal de Electricidad (CFE), por lo cual, al ser una empresa del Estado mexicano, también debe hacerse responsable de su cadena de suministros, ya que no es la primera vez que sucede. En 1969 en el poblado de Barroterán, Coahuila, 153 mineros perdieron la vida y desde entonces los accidentes no han parado. En 1973 murieron seis en la mina “Don Evaristo”. En 1976, otros seis en la mina “Seis de Rosita”. En “Pocitos” de Agujita perdieron la vida 10 personas en 1979; en 1980 mueren cuatro en la mina “El Mezquite” y en 1988, 37 mineros en la mina “4.5 de Esperanzas”.
Haciendo un recuento del año 2000 a la fecha; el 29 de septiembre de 2001, 12 mineros murieron a consecuencia de una explosión en la mina “La Morita”. El estallido fue producido por exceso de gas metano de acuerdo a informes de las autoridades. En 2002, al menos 13 trabajadores fallecieron en el pozo de carbón “La Escuelita”, en Múzquiz. En 2006, el 19 de febrero se registró una explosión en la mina 8 de la “Unidad Pasta de Conchos”, donde 65 obreros quedaron atrapados y nunca se pudo determinar el punto donde se encontraban los trabajadores y solo se lograron rescatar dos cuerpos. En 2011, en el mes de mayo, catorce trabajadores murieron luego de una explosión en una mina de carbón de Sabinas. En 2021, una explosión por acumulación de gas metano en un pozo de carbón ubicado en la comunidad Mineral “La Florida”, municipio de Múzquiz, dejó sin vida a 7 trabajadores.
La mina de “Agujita” no cumplía con las normas de seguridad e higiene necesarias como muchas otras en Coahuila donde han sucedido tragedias similares, por lo que el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro prodh) y el Colectivo Pasta de Conchos han solicitado a las autoridades prohibir los pozos de carbón y el compromiso por parte de la CFE de no comprar directa o indirectamente carbón extraído de este tipo de minería, pues son empresas de subcontratación que emplea a los carboneros sin seguridad social ni equipo de seguridad.
Lo anterior ha tenido como único propósito garantizar la no repetición, pero la tragedia se repitió y lo que salta a la vista son contratos permeados de una terrible corrupción que involucra a redes de políticos y empresarios, en lo cual la actual CFE tiene gran responsabilidad en los accidentes recientes, pues han asignado contratos carboneros a empresarios que históricamente no cumplen con las condiciones de trabajo indispensables, son las mismas empresas y los mismos dueños los que han estado involucrados en estos accidentes y lo único que han hecho es presentarse bajo otra razón social.
La corrupción mata y con indemnizaciones no se arreglan las cosas. Fue el PRI, fue el PAN y ahora Morena, y las cosas cambian para seguir igual. De acuerdo con la activista Cristina Auerbach, en esta región, desde que se extrae carbón han fallecido alrededor de 3 mil personas, convirtiendo a las minas en una zona de sacrificio donde lo que importa es el carbón y no la vida de las personas.
Mientras las autoridades sigan simulando, otorgando contratos de manera facciosa y no cumplan con su trabajo en aspectos tan básicos como la inspección a centros de trabajo esto no va a cambiar. Es lamentable que este territorio solo se convierta en noticia cuando nos enfrentamos a un hecho como este, aun cuando la problemática en las minas tiene décadas. El desinterés por parte de los empresarios para con sus trabajadores es tal, que ni siquiera cuentan con listados certeros de las personas que entran y salen de una mina y ante accidentes como este, no se sabe con exactitud el número de personas atrapadas o el nombre de las mismas ¿Y qué ha hecho la secretaría del trabajo? ¿Dónde está la secretaria del trabajo Luisa María Alcalde? ¿Porque el presidente es quien está dando los informes sobre los trabajos en la mina y no ella? ¿Qué han hecho las autoridades además de seguir otorgando concesiones a la misma gente que incumple con lo establecido por la ley en materia laboral?
La espera es eterna, los días avanzan y las probabilidades de encontrar personas con vida disminuyen, no sabemos cuál será el desenlace, pero mientras la indignación y el reclamo por parte de la población sea efímera o con fecha de caducidad, la misma película se volverá a repetir.