“Ya es tiempo de que los prejuicios acaben…

… de que la sociedad se establezca sobre bases más sólidas, más naturales, más sabias, más justas y más nobles” y justamente como por arte de magia debería retumbar en todo sentido, ésta mítica expresión acuñada al Centauro del Norte, José Doroteo Arango Arámbula, quien en aras de favorecer a la población más vulnerable, hacía y deshacía a su antojo, a su gusto, vaya a su manera, y esto no tiene otro sentido que la única referencia de sus palabras que, aún muchos años después siguen siendo puntuales para referir varios temas donde, lamentablemente el del deporte no pasa desapercibido, incluso en ocasiones son más amplias las muestras que las de otros tejidos, por ello, me di a la tarea de buscar los mejores conceptos para referir este Valle, en cuyo contenido no oscila, bajo ninguna circunstancia, dolo o favor, amor o enojo, simplemente las más inequívocas que nos muestran un México lastimado, ofendido, lacerado, cuestionado, señalado, apuñalado y todos los adjetivos que le gusten añadir. Tampoco es para saber si cae bien o mal, es para dejar huella y seguir poniendo el dedo en la llaga por apostar a un mejor despertar deportivo en nuestra nación que ésta ávida de mejores y sólidos resultados, amén de las demás aristas mundanas.
Me tuve que esperar a estas líneas para tener mejores datos y ejemplificar cómo los casos más sonados en las redes y después de un telefonazo o un mensaje de wats o un correo, pueden desencadenar la furia de miles de personas que, sin atar ni cavar pueden destrozar a alguien, a una persona y lo peor del caso, en muchos de ellos sin conocimiento de causa. Por eso acudí a mis apuntes, a mis libretas y libros y recordé la magnánima frase -otra- de Villa que dicta: “Fusílenlo, después averiguamos.” O como comúnmente en nuestros días se dice: “primero matas…luego viriguas” y resulta que la osadía de unos cuántos es la mejor forma de señalar y ajusticiar por cuenta suya, es decir, aunque no tengan argumentos, bases, elementos tangibles, azoran al resto del mundo creando un caos mediático que solamente les sirve a unos cuantos y que significan distractores socio-deportivos perfectos para los momentos que estamos viviendo. Hoy la santa inquisición de las redes sociales son la lanza perfecta para atravesar muros y fronteras para destruir, desunir y generar ámpula, es más, hoy queda de manifiesto que el “aiga sido como aiga sido” es la punta del iceberg de un México donde la justicia deportiva -y otras- se rigen por la ley del más fuerte y poderoso.
Ahora bien, si a eso le sumamos que normalmente se hacen, dicen, escriben y pregonan prejuicios, démosle una leidita a que se refiere esta -malévola- acción: Un prejuicio es…un juicio u opinión, generalmente negativo, que se forma sin motivo y sin el conocimiento necesario. Supone tener una actitud negativa y hostil hacia una persona que identificamos como perteneciente a un grupo, por el simple hecho de pertenecer a ese grupo. Es el pensamiento y actitud, por lo general negativa, que una persona o un individuo tienen ante otra persona o grupo de personas a los que considera ajenos a su grupo de referencia, entendido el grupo como una región, nación, religión, cultura, clase social, orientación sexual, profesión, etc. http://www.leioa.net/vive_doc/prejuicios-y-estereotipos-es.pdf
Derivado de lo anterior, basta el ejemplo de como hoy en día se agazapan en tremendas hordas unos cuantos, contra una persona, 2 ó 3 o más. El caso de la selección nacional femenil de futbol, es la muestra más clara de que cuando se quiere hacer ruido para desviar la atención y generar polémica -aunque no sepamos ni de qué se trata- muchos son especialistas y hasta juzgan, condenan y fusilan a quién o quienes les digan con tal de mantener la atención, vender más espacios, contar con más pulgares levantados o con cara de corazoncitos, con más interacción de comentarios que ni leen, y que solo sobajan la dignidad de una persona. Sigue siendo inverosímil como en pleno Siglo XXI se usen las herramientas tecnológicas para destruir en lugar de edificar y convocar a una mejoría colectiva, no lo concibo y me desgañita tanta osadía envuelta en sonrisas maquiavélicas y como el teje-maneje de la información la distorsionan quienes según se dicen especialistas.
¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio¡ Albert Einstein
Pásenla bien!!!