Malditas dudas

El viernes es aquel día de la semana que representa un suspiro, el último día de actividades (no para todos), esa pequeña ilusión que regala el sistema capitalista a unos cuantos como recompensa de largas jornadas de trabajo, pero no todos los viernes son iguales, y para muestra, este viernes 15 de julio, donde la semana concluye con una noticia que parece demasiado para iniciar el fin de semana –la captura del narcotraficante –Rafael Caro Quintero, líder del que fuera “el cártel de Guadalajara” y el cártel de Sinaloa”. Noticia de interés nacional pero que también involucra a nuestro vecino del norte, quien lo tenía en su “top ten” de los más buscados, ofreciendo una recompensa de 20 millones de dólares, nada comparado con los 5 millones de dólares que se ofrecen por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, solo para dimensionar este caso.
Este hombre representa una figura mítica y simbólica, quizás menos relevante de lo que se piensa a nivel operativo a pesar de haber estado entre los narcotraficantes más buscados por la Administración de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés), y el Buró Federal de Investigaciones (FBI por su siglas en inglés), su importancia radica en el hecho mismo de la captura, más que en su participación actual dentro del narcotráfico, pues fue acusado en 1985, del asesinato del agente de la DEA; Enrique Camarena Salazar (conocido como ”Kiki” Camarena) y de su piloto; Alfredo Avelar, por el cual se le dieron 40 años de prisión.
Después de ser liberado durante el gobierno de Peña Nieto, en agosto de 2013, tras permanecer 28 años en prisión, el Gobierno de Estados Unidos demandó que fuera detenido para ser extraditado, al acusarlo por el asesinato de Camarena y por otros crímenes relacionados con el narcotráfico y la delincuencia organizada. La liberación de este hombre se dio bajo un clima de incertidumbre. Los magistrados del tribunal colegiado en materia penal del tercer circuito en Jalisco, otorgaron un amparo bajo el “argumento” de tener que ser juzgado en el fuero común por el delito de homicidio del agente estadounidense, y no en el federal como ocurrió, alegato que jurídicamente era difícil de sostener, lo que llevó a pensar que esta decisión muy probablemente estuvo enmarcada por un tema de corrupción.
La presión de Estados Unidos hacia nuestro país fue tal, que a un par de horas de ser liberado, el gobierno federal mandó a buscarlo, evidentemente el personaje se había ido. El enojo de la embajada no podía ser mayor, se dejaba en libertad a la persona que planeo, torturó y ejecutó el asesinato de uno de sus agentes, y esto, por su mayor socio comercial.
Las especulaciones son muchas, la detención se da en un momento en que el presidente se encuentra altamente cuestionado por la estrategia de seguridad y particularmente contra el narcotráfico, donde los abrazos ya no están alcanzando. Por otro lado, se conjunta con la reciente visita del presidente a Estados Unidos, donde la tarde del martes 12, se dio a conocer mediante un comunicado conjunto, que México acepta volver a la senda de la “cooperación”, las acciones conjuntas y los grupos binacionales de trabajo contra el crimen organizado.
Lo cierto es que se ha detenido al autor intelectual del agente estadounidense Enrique Camarena, a uno de los fundadores del cártel de Guadalajara a finales de los 70’s, una figura fundacional del narcotráfico en México, con alta relevancia durante la década de los 80’s. Una detención cargada de simbolismo, pero también de dudas; en verdad la captura de este hombre es como la están contando, será que no hay nada más detrás de esto.
En un país donde hemos sido testigos de falsas capturas transmitidas en cadena nacional, y los distractores políticos están a la orden del día, es inevitable no cuestionar esta detención, donde le debemos una mención especial a Max, “elemento canino”, a quien no sabemos si aplica la entrega de la recompensa, de acuerdo a las declaraciones oficiales, fue quien dio con el paradero de Caro Quintero, quien “estaba entre los matorrales”.
Si lo ponemos en perspectiva, se trata de un capo histórico que nació en Badiraguato, Sinaloa, mismo lugar de nacimiento de Joaquín Guzmán Loera (El chapo Guzmán). Caro Quintero pertenece a una generación donde el narcotráfico estalló en México, ya que anteriormente se sabía en las calles lo que estaba pasando, pero no se conocía de manera oficial ya que, el gobierno mexicano no lo reconocía. El narcotráfico en México era un tabú, y aun cuando ya había señalamientos del extranjero, fue hasta que un grupo de personajes, incluido Rafael Caro Quintero, dieron origen al primer gran cártel en la historia de nuestro país, “el cártel de Guadalajara”, que desaparecería para convertirse en “el cártel de Sinaloa”; del que a su vez nacería, “el cártel del Pacífico”. Cabe resaltar que tiempo después, este último se incorporó a otro cártel formado por sinaloenses conocido como “la Federación”, integrado por Amado Carrillo (más conocido como “El Señor de los Cielos”), que, tras su muerte, generó una separación que lleva a la conformación del cártel de Tamaulipas, de Sinaloa y de Guadalajara.
Como se darán cuenta, la noticia no es menor, y aunque a muchos no les dice nada por un tema generacional, la historia del narcotráfico en nuestro país no se puede contar sin tener como referencia a este hombre, pero las dudas nos invaden y nos hacen pensar que hay algo más ¿Qué? No lo sé, tal vez meras especulaciones, pero reitero, cuesta mucho pensarlo; “así de fácil”, aunque se habla de una estrategia, pero ¿una estrategia que duró 9 años desde que se dejó en libertad en 2013?
Finalmente, este sábado 16, el diario “El País” en su versión en español y el domingo 17, la revista “RÌODOCE”, el periodista y director de este último medio, Ismael Bojórquez, publica una nota en la que revela (aparentemente), que Caro Quintero, estuvo “paseando”, un año antes de ser liberado oficialmente por el amparo otorgado, es decir, en 2012. La publicación hasta ahora se debe a una cuestión de seguridad, donde debía protegerse él y a sus fuentes, según comenta.
Y más dudas ¿Qué pasará con el tema de la aeronave que participó en el operativo y se desplomó dejando como saldo 14 fallecidos de los 15 elementos que viajaban? ¿Qué sucederá con los magistrados que otorgaron el amparo en 2013? ¿Cuál será la responsabilidad del actual titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett, quien fungía en ese momento como secretario de gobernación y se presume algún tipo de participación en la muerte de “Kiki” Camarena?
Por ahora es un gran acierto para el gobierno del presidente López Obrador. Aquellos que no le perdonan ni el saludo, dedicarán su tiempo y energía a desacreditar el hecho, probablemente sin mayores elementos, pero hasta no tener pruebas o evidencias contundentes relacionadas con algún tipo de acuerdo o de pacto, solo quedará en eso, en unas válidas y comprensibles; malditas dudas.