La endeble figura de la monarquía española, análisis desde la óptica republicana

Hace unos días el mundo fue testigo de un espectáculo bochornoso, el autoexilio que se impuso el rey emérito de España, Juan Calos I, por las denuncias que enfrenta de ocultar una riqueza que le fuera ministrada por inversionistas árabes, recursos sobre los cuales se encuentran abiertas varias investigaciones por parte de las autoridades fiscales y la Interpol, bajo la acusación de tráfico de influencias del rey en retiro para beneficiar a un consorcio conformado por empresas españolas para que les fuera adjudicado un contrato multimillonario para la construcción de una línea ferroviaria que conectara las ciudades de Medina y la Meca, paradójicamente los dos centros religiosos más importantes de Islam.
En este sentido, desde antes de la abdicación al trono español en el año 2014 del entonces rey Juan Carlos I, en favor de su hijo el hoy rey Felipe VI, la familia real española ya enfrentaba imputaciones ante la justicia española, basta recordar el proceso que enfrentó su yerno Iñaki Urdangarin, esposo de la Infanta (título nobiliario para las princesas españolas) Cristina de Borbón, acusado de prevaricación, malversación, fraude, tráfico de influencias y delitos contra la hacienda pública española, que le llevó no sólo a ser sentenciado a seis años y seis meses de cárcel, sino a perder el título nobiliario junto con esposa del Ducado de Palma de Mallorca.
Siguiendo esta cronología, precisamente después de que asumió el trono el hoy rey Felipe VI, los escándalos de su padre comenzaron a salir a la luz pública, el primero fueron sus safaris africanos en donde fue fotografiado cazando elefantes y búfalos, así como su relación con la aristócrata alemana Corina zu Sayn-Wittgenstein-Sayn, situación que si bien es cierto, es un tema personal, lo que resulta inadmisible es que al igual que en el caso de Urdangarin y sus múltiples escándalos sexuales, es que el mantenimiento de sus escarceos amorosos fue hecho con dinero público, o bien, producto de hechos ilícitos.
Bajo este contexto, la última década ha traído consigo un incremento en las preferencias republicanas en España de acuerdo a los resultados obtenidos en las urnas y de conformidad a la voluntad de miles de españoles que han sido encuestados por distintos medios como el País, Electomanía o la revista CTXT (consultadas para esta contribución), quienes cada vez más rechazan a la monarquía parlamentaria como forma de gobierno, de acuerdo a la Constitución española de 1978, que reestableció a la familia real en el poder después de la republica Franquista, para muestra de esto podríamos citar también que justamente después de la promulgación de este cuerpo legislativo se exacerbaron los ánimos separatistas del denominado País Vasco y de la región de Cataluña, basta recordar la guerra terrorista que iniciara el grupo separatista vasco ETA en los años 80’s y 90’s del siglo pasado, así como el Referéndum de Independencia de Cataluña del año 2017, mismo que fue desestimado por la justicia constitucional española y fuertemente reprimido por el gobierno del entonces presidente Mariano Rajoy, lo que llevó a la cárcel al expresidente del gobierno catalán Carles Puigdemont.
En este entendido, una de las exigencias que ha salido a relucir es que resulta muy costoso para el pueblo español mantener a una familia real acostumbrada a un ostentoso modus vivendi, así como los gastos de mantenimiento del Palacio de la Zarzuela y demás centros de vivienda, descanso y recreación de la casa real, pese a la existencia de una múltiple cantidad de fundaciones privadas que se han creado para tratar de menguar dicho gasto. Por otro lado, si esto no fuera suficiente el pueblo español también mantiene la figura presidencial, recordando que en España el rey es el Jefe de Estado mientras que el presidente es el Jefe de Gobierno, un poco parecido al caso británico aunque con la diferencia que en Reino Unido el Primer Ministro es miembro de la Cámara de los Comunes del Parlamento británico así como sus ministros de Estado, situación que en el caso español recalco no es así.
No obstante, se resalta que el sector social más interesado en regresar a una república es el de los jóvenes que no vivieron las atrocidades del gobierno Franquista. Aunque un atenuante en este sentido sería que en el caso de la república establecida por el General Franco se trató de un gobierno fascista y militarista semejante al que imperó en la Alemania nazi o en la Italia de Mussolini, por lo que la existencia de un sistema de división de poderes y de partidos políticos fuerte como el que hoy gozan podría atenuar el regreso a los abusos del pasado.
Finalmente, la gran invitada a esta decisión a la que dentro de unos años se enfrentarán los españoles será la voluntad política, de lo contrario seguiremos siendo testigos de ex monarcas que con toda la desfachatez se despiden del reino que gobernaron para ir a radicar en sus últimos años de vida en un paraíso caribeño como República Dominicana bajo el amparo de corporativos ibéricos como Barceló e Iberostar, así una casa real con acusaciones graves de corrupción dispuesta a cubrirle sus caprichos.
Twitter: @EdgarMaPe