SLOMO

Si hablamos de las tontas, las listas y las del santo y estamos en el ecuador del mes de mayo; no hay ninguna duda de que Madrid celebra sus fiestas patronales. San Isidro ha recuperado también todas las tradiciones, las prohibiciones han quedado atrás y la pradera se ha llenado de chulapos y chulapas. Obviamente, el chotis no ha podido faltar. El Madrid más castizo ha vuelto al cien por cien.
Precisamente, al cien por cien están las ganas de disfrutar. Ya se vio en la Feria de Abril de Sevilla y ahora el resto de las fiestas cogen su estela. Hay que cambiar de traje pero no de espíritu porque las circunstancias siguen siendo festivas. Y festiva fue la noche del sábado. El responsable de ello fue el Festival de Eurovisión. No soy una eurofan, de hecho no recuerdo cual fue el último festival que vi, pero este año Chanel ha conseguido que todo el país se volcara con ella. Su talento, su trabajo, su ilusión y la espectacular actuación que realizó en Turín demostraron que esta mujer es una artista como la copa de un pino. Europa quedó rendida a su “SloMo” a pesar de que su elección en el Festival de Benidorm estuvo plagada de críticas y ataques hacia ella. Afortunadamente supo reponerse y llenarse de energía para dejar a España en una tercera posición que es una victoria. Estar en el podio eurovisivo nos ha costado veintitrés años y ella ha sido la responsable de devolver a España a lo más alto. Es cierto que el preciado micrófono de cristal se lo llevaron, gracias al televoto, los representantes de Ucrania algo que es una muestra de solidaridad porque en un festival en el que hay que juzgar las canciones no se deberían mezclar otros aspectos. Reino Unido era también favorito y quedó en segundo lugar.
Es cierto que el puesto es lo de menos porque para nosotros Chanel ya había ganado antes de subir al escenario y en tres minutos ratificó lo que todos nos esperábamos. Se comió ese escenario y desbordó energía a raudales a los asistentes y a los que estábamos en casa no nos dejó indiferentes. Se hablaba de “chanelazo” desde días antes y la predicción se cumplió. Sin duda, la cubana afincada en Cataluña ha marcado un antes y un después en Eurovisión. Podemos estar orgullosos de ella porque ha dejado la imagen de España bien arriba. El tercer puesto sabe a gloria y a victoria. Lo importante es que ella y su equipo lo hayan disfrutado. Esa experiencia no la olvidará nunca al igual que las muchas muestras de cariño que ha recibido. Por supuesto, habrá quien no opine lo mismo pero no hay que olvidar que también la envidia es muy mala.
Y dicho esto y tras el paréntesis eurovisivo de “SloMo”, Madrid continuó con sus tradicionales fiestas. Eso sí, la resaca de Chanel va a durar un tiempo porque esta canción ya está en la historia de nuestra música y no es por nada pero tenemos todo un verano por delante. Los hay que ya se saben la coreografía, a tiempo estamos los demás; aunque lo importante es que los recuerdos de su actuación están en nuestra mente y vendrán a nosotros cada vez que empiecen los primeros acordes porque después del “Let’s go” solo hay que dejarse llevar…