Corte de caja

10 de abril de 2022, fecha pactada para la consulta de revocación de mandato donde la mayoría de los electores no participó, pues, no tenían claro para que acudir a las urnas a pesar de que el INE, en palabras del Consejero Presidente; Lorenzo Córdova, hizo todo lo que pudo para difundirla, o hasta donde el presupuesto le alcanzó. No sean mal pensados y lo relacionen con falta de voluntad o con esa animadversión por el presidente, al cual sí puede dedicarle varios mensajes en redes sociales y hasta videos de contestación pagados con nuestros impuestos (https://www.youtube.com/watch?v=dr4naM-oxN8), mucho más difundidos que las consultas realizadas.
La revocación de mandato, es un instrumento de participación directa solicitado por la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño de la persona titular de la Presidencia de la República, esto, a partir de la pérdida de la confianza. En 2019, el congreso aprobó la reforma constitucional para crear la figura de la revocación de mandato. Para convocar a una revocación se requiere que la ciudadanía junte el 3% de las firmas de la lista nominal de al menos 17 entidades federativas, lo cual se realizó entre noviembre y diciembre de 2021. El INE validó más de 2.8 millones de firmas, con lo cual se rechaza el argumento de que nadie solicitó este ejercicio. La idea es fortalecer estos mecanismos de participación y consolidarlos para que en un futuro puedan ser un instrumento de mayor utilidad para las y los ciudadanos.
Para que este ejercicio sea vinculante o se llegue a la separación del cargo, se necesita una participación del 40% de la lista nominal de electores. De acuerdo con cifras oficiales, no son mis datos, son de la autoridad electoral, de una lista nominal de 92 millones 823 mil 216 ciudadanos, acudieron a las urnas; 16 millones 502 mil 636 personas.
Por la opción: “Que se le revoque el mandato por pérdida de la confianza”: votaron 1 millón 063 mil 209 personas, equivalente a 6.4426%.
Por la opción: “Que siga en la Presidencia de la República”: votaron 15 millones 159 mil, 323 personas, equivalente al 91.8600%.
Total de papeletas anuladas: 280 mil, 104, esto es, 1.6973%.
Porcentaje de participación: 17.7785% de la lista nominal de lectores.
Lo anterior, no es comparable con una elección presidencial, son situaciones totalmente distintas comenzando por el número de casillas instaladas que solo fue de un tercio de las que se utilizan para una elección de esta naturaleza. En 2018, se colocaron cerca de 157 mil casillas, y el pasado 10 de abril, se contó con cerca de 57 mil.
Para quienes sostienen que aproximadamente el 80% expresó su rechazo a la consulta de la revocación de mandato y en consecuencia al presidente López Obrador al no acudir a las urnas, es una falacia, ya que jamás, y lo digo categóricamente, jamás en la historia de las elecciones de nuestro país, han acudido a votar el 100% de los inscritos en la lista nominal de electores, ni cuando votaban los muertos. Ahora bien, si los niveles de participación más altos han llegado al 50%, en el mejor de los escenarios votan cerca de 45 mil electores, es decir, la mitad de los inscritos en la lista nominal. Y el pasado 10 de abril salieron a votar 16 millones de electores con el 30% de las casillas, una cifra nada despreciable que representa un buen nivel de participación para un primer ejercicio de este tipo en la historia de nuestro país.
Las cifras y los datos están ahí, y el éxito o fracaso dependerá de los parámetros y medidas que cada uno decida considerar, pero ya que andamos en este juego de cifras y porcentajes, el número de votos que obtuvo el presidente a su favor en la consulta de revocación, son más de los que obtuvo Ricardo Anaya en las elecciones presidenciales de 2018, equivalente a12.6 millones de votos, ya hubiera querido esos 15 millones para presumir un “dominguito”. En esa misma elección, el candidato del PRI; José Antonio Meade, obtuvo 9.2 millones de votos, entonces ¿15 millones 159 mil, 323 votos obtenidos en la consulta de revocación es mucho o poco? saquen cuentas.
La discusión sobre este tema ha llegado a lo irracional, quienes quieren que el presidente se vaya porque aseguran que está destruyendo al país, salen a las calles a marchar para pedir que termine su mandato y se vaya ¿Qué? es lo que sucederá (aunque muchos pierdan el tiempo diciendo lo contrario), terminan su sexenio y se van, porque no mejor salir a votar y manifestar su punto de vista a través del voto, ya sea a favor o en contra, la idea es participar.
La consulta popular y la revocación de mandato son un derecho constitucional, ejerzamos el derecho al sufragio, a ser parte de las decisiones que tienen que ver con el rumbo de este país. No puede haber alguien que se diga demócrata y que llame a la no participación o haya decidido no salir a votar. Lo más sencillo es colocar un voto en una urna y eso no va a cambiar la situación de un país, ningún proceso de transformación se logra haciendo esto, o será realizado por una persona, tampoco nos engañemos, seamos consecuentes y se vote a favor o en contra, acompañemos ese voto de acciones que den sentido a la papeleta. Las interpretaciones (a modo) sobre el resultado obtenido seguirán, pero de cada uno depende informarse para no reproducir o memorizar aquello que dicen ciertos opinadores o “analistas”.
No tenemos que seguir dando un cheque en blanco a los gobernantes para que hagan lo que se les venga en gana con el país, si este mecanismo de participación se hubiera tenido antes, tal vez nos hubiéramos ahorrado muchos malos gobiernos que dejaron al país convertido en una fosa clandestina y con enormes boquetes de corrupción. Lo que actualmente vivimos es inédito para bien o para mal. Hoy, somos una sociedad más politizada y si queremos que las cosas cambien, no sigamos haciendo más de lo mismo, realicemos un análisis más minucioso, seamos críticos con nosotros mismos y más participativos, reflexionemos acerca de aquello que buscamos en lo personal y en lo colectivo, y en función de eso, hagamos un corte de caja.