Los costos de la desigualdad

Para nadie es nuevo o resulta sorprendente saber que México sea un país de contrastes, las brechas de desigualdad que históricamente han prevalecido son abismales y para muestra, ese privilegiado 1% de la población global que acaparó el 82% de la riqueza generada en el mundo durante 2017, de acuerdo con información presentada el año pasado por la Organización Internacional Oxfam, la cual trabaja en más de 90 países para poner fin a la injusticia de la pobreza y acabar con la desigualdad. En este contexto, si eso no es desigualdad, no sé cómo nombrarlo.
Hablar de un tema como el de la desigualdad, se debe hacer en forma plural, ya que las desventajas o situaciones de inequidad se entrecruzan y en ocasiones se acumulan durante el trayecto de vida de las personas ante la falta de acceso a servicios de salud, educación, trabajo, cultura, por género, por ser indígena, por el color de la piel, por ser joven o por ser viejo, por el lugar de origen etc., aspectos que lamentablemente llegan a ser determinantes en cierto grupo de personas.
Las desigualdades son un tema de gran relevancia social, político y económico por los graves costos que acarrea, los cuales impactan en una frágil integración social y falta de solidaridad. Según el informe Desigualdades en México 2018, las condiciones de inequidad afectan aspectos cruciales de la vida de las personas y se hacen presentes a partir de prejuicios, estereotipos, brechas salariales y roles de género normalizados donde los jóvenes son irresponsables, las mujeres son segregadas a labores del hogar y de cuidado y los pobres no se esfuerzan lo suficiente por trabajar, en consecuencia; son responsables de su situación.
El país se encuentra entre los más desiguales de la región, según información presentada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), ya que tan solo durante 2017, estos dos mexicanos; Carlos Slim y Germán Larrea, poseían el equivalente a la riqueza de 60 millones de personas en el país y para 2018, Slim supero a Germán Larrea en la lista de billonarios en la revista Forbes, que llegó a concentrar él solo la misma fortuna que la mitad más pobre de la población de acuerdo con la Organización Oxfam.
Uno de los grandes desafíos para México, es la desigualdad de género y su arraigo dentro de la sociedad, donde aún sigue presente la idea de que las mujeres son seres inferiores y, en consecuencia son excluidas y discriminadas. El hecho de pensar a una sociedad a partir de una idea de sexo- género, donde las mujeres y los hombres desempeñan papeles distintos solo acentúa las brechas de desigualdad entre unos y otros, por lo cual es necesario vernos y reconocernos desde una igualdad de género, en aras de avanzar hacia una sociedad más incluyente.
Contar con Olga Sánchez Cordero, la primera mujer en ser titular de la Secretaría de Gobernación en la historia de México y, de manera reciente la aprobación de la reforma de paridad de género en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como en órganos autónomos y partidos políticos donde refiere que la mujer y el hombre son iguales ante la ley, representa avances para la sociedad en su conjunto. Rompamos con esas barreras que parecen infranqueables, origen no tiene que ser destino, dejemos atrás la cultura del privilegio, no permitamos que la desigualdades se multipliquen y reconozcamos el esfuerzo y el mérito como condición positiva para un desarrollo y avance en el fortalecimiento de una sociedad más democrática, más justa, pero sobre todo, más igualitaria.