El engaño del nacionalismo indigenista de AMLO

El pasado mes de marzo la presidencia de la república difundió un vídeo a través del cual el mandatario Andrés Manuel López Obrador, solicita una disculpa a la monarquía española por los crímenes de la conquista cometidos por los antepasados colonizadores en contra de los grupos indígenas de México. Una declaración que fue tomada por la opinión pública nacional e internacional como una ocurrencia irrisoria, mientras que para otro amplio sector se consideró como una petición valiente, justificada y conciliadora. Siguiendo esta cronología, el pasado 27 de mayo el titular del ejecutivo federal nuevamente realizó una declaración que fue tomada de forma cómica, acerca de que México se fundó hace 10,000 años, con una posterior arenga de las aportaciones de los grupos prehispánicos que se asentaron en el territorio nacional.
Dichas declaraciones llaman la atención, sobre todo si consideramos que a partir del pasado 04 de diciembre de 2018, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el Decreto que expide la Ley que crea el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, sustituyendo a la Comisión Nacional en la materia. De entrada, al analizar el contenido de la norma se observan dos finalidades, por un lado garantizar el respeto, difusión y desarrollo de la cultura indígena y por el otro detonar políticas asistencialistas en favor de éstos (función desarrollada desde la creación del Instituto Nacional Indigenista en 1948).
Cabe aclarar, que no es finalidad del presente análisis denostar a los grupos indígenas de México, sino plantear la hipótesis de la utilización de la política indigenista por parte del ejecutivo federal para impulsar un nacionalismo a ultranza.
Bajo este orden de ideas, vale la pena diferenciar el patriotismo que como su nombre lo indica es “el amor a la patria”, frente al nacionalismo entendido como: “la propensión a identificarse con una sola nación u otra unidad, colocándola sobre el bien y el mal y sin reconocer otro deber que promover sus intereses”(Orwell, 2016, p. 22). Una vez realizada la aclaración, se discierne que el nacionalismo totémico de AMLO se acerca al chauvinismo político, por lo que el indigenismo se convierte en el argumento principal de un historicismo anquilosado.
No obstante, surge el cuestionamiento ¿De dónde surge esa tendencia “indigenista” de AMLO?, para dar respuesta a este cuestionamiento Octavio Paz establece: “[…] se puede decir de la propaganda indigenista, que también está sostenida por criollos y mestizos maniáticos, sin que jamás los indios le hayan prestado atención. El mexicano no quiere ser ni indio, ni español. Tampoco quiere descender de ellos. Los niega”(Paz, 1992, p. 36). De lo anterior, se presupone que el interés indigenista del presidente mexicano no radica en la reivindicación de los pueblos originarios, sino que adquiere el carácter de postulado para hacerle frente a la denominada “mafia del poder” (mote de criminalización de la oposición política).
En esta tesitura, Carlos Montemayor afirma: “Las ‘políticas de indios’ de la colonia y el ‘indigenismo’ del México moderno constituyen, pues, no precisamente un conjunto ordenado y etiquetado de planes y programas de gobierno de la colonia o del México independiente para beneficiar a los pueblos indígenas, sino parte de un proceso político y social conflictivo”(Montemayor, 2001, p. 48). Lo anterior, se traduce en el uso electoral que se le han dado a los programas sociales en México, incluyendo los enfocados a grupos indígenas, convirtiéndolos en militancia pasiva de partidos políticos, situación que continuará en la “cuarta transformación”, aseveración que no aspira a ser una crítica voraz en contra de MORENA, sino por ser una práctica recurrente en los Estados benefactores.
Siguiendo esta óptica, surge otra pregunta: ¿Por qué el indigenismo para darle identidad al nacionalismo?. Para responder, Samuel Ramos sentencia:“El mexicano es idealista, porque el idealismo exalta la idea que tiene de su personalidad. El fin de su acción como individualista que es, no está en la obra misma, sino en la afirmación del individuo. Y cuando la realidad se pone de modo invencible a la verificación de sus proyectos, antes de renunciar a sus fines, deriva inconscientemente su esfuerzo hacia el plano de la ficción”(Ramos, 1981, p. 40). De lo anterior, se afirma que esa construcción discursiva en favor del indigenismo es el mecanismo de afianzamiento del paradigma renovado del nacionalismo mexicano, que más que fortalecer la idea de una nueva “raza cósmica” como la que soñó Vasconcelos, sirva para legitimar las políticas públicas de AMLO.
NOTA: Felicito con mucho cariño a Alejandra Domínguez Valenzuela por su onomástico. Felices cumpledías Ale!!!
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Referencias:
Montemayor, C. (2001). Los pueblos indios de México hoy. México: Editorial Planeta Mexicana S.A. de C.V.
Orwell, G. (2016). Notas sobre el nacionalismo. Buenos Aires, Argentina: Ampersand.
Paz, O. (1992). El laberinto de la soledad (Segunda edición ed.). México: Fondo de Cultura Económica.
Ramos, S. (1981). El perfil del hombre y la cultura en México (Trigésima séptima reimpresión ed.). México: Colección Austral.