“No puedes ponerle un límite a nada. Cuánto más sueñas, más te alejas” Michael Phelps

De pronto todo parece que sólo pasa por una disciplina deportiva y muchos se olvidan que hay más opciones que también merecen nuestra atención y más aún cuando estamos carentes de tanto talento que cuando surge, pareciera que puede más un balón a una persona, la verdad es que la dualidad podría pasar por momentos cumbres para todo tiempo y con la consabida razón de que cada una tienen una temporalidad, en donde, incluso, debemos aceptar y reconocer que toda aquella arista del mundo deportivo tiene su razón de ser.
Así pues, sirvan estas líneas para expresar con hondo sentimiento un aplauso gigantesco para los atletas mexicanos que participaron en la primera edición de los Juegos Panamericanos Jr., que se llevaron al cabo en Cali, Colombia, y donde de manera categórica reafirma la ley del deporte y sus deportistas: el desarrollo y potencial de un país está en sus jóvenes, en aquellos que con base en la experiencia vivida y absorbida van generando nuevas y mejores herramientas de desarrollo, contando con la amplia visión y seguimiento de especialistas dedicados al cultivo de quienes hoy y mañana mismo serán los naturales sucesores de sus maestros, compañeros e ídolos en su momento. Esta categoría solamente se logra cuando surte efecto a la dedicación, esmero, paciencia, aguante y a pesar de que no me guste el término por muchos motivos, especialmente esta la resistencia y no doblegarse ante nada ni nadie, de ahí que se forjen los grandes y no sucumban ante la tentación de los medios de comunicación, falsos dirigentes de cuello blanco que solo salen en las fotografías, mentirosos mentores de aparecen por doquier y aprovechan y/o quieren sus 5 minutos de fama, etcétera. Hoy es distinto, en pleno Siglo XXI estamos siendo testigos de cambios generacionales en todo momento y en cualquier ámbito donde el deporte no puede sustraerse de esa fascinación, por ende, con los pies bien puestos sobre la tierra, pero sobre todo con el alma y corazón de una jovencita y de un jovencito, es donde el triunfo es fuente de energía, fe y esperanza, es la fuente de la felicidad por el éxito y la conjugación del aprendizaje en la derrota, porque sin ello, no habría ganadores y vencidos, así es la vida y así es el deporte.
Por ello, ahora que concluyó esta justa continental, que gusto saber de jóvenes valientes, decididos y dedicados por su tenacidad en el impulso y protagonismo de sus disciplinas, no baja la guardia y por el contrario, a pesar de los malos ejemplos con los mayores, sirve como espejo para saber lo que no debe hacerse y si, en cambio, lo que tiene que realizarse. La misión no es fácil ni sencilla, se requiere de años de sacrificio, de tolerancia, y abstención de varias cosas y personas, la conclusión es la obtención de podios, donde luce mejor la sonrisa que el metal, obvio, esa combinación es de lujo y todavía más con los colores de nuestra tierra, pero atrás, tan solo un pasito atrás están las familias, los entrenadores, los buenos -y pocos- dirigentes que son guías, y por supuesto está la educación, esa herramienta que abre fronteras y evita desgracias, que acerca y hermana naciones y que rodea al mundo entero. Soy un firme creyente que este dueto más el de salud, son los mecanismos de defensa de cualquier país y para muestra lo que realizó Colombia, no cayó en la desesperación, se armaron bien con sus dinámicas individuales y grupales para asegurar un éxito en la organización, con estándares de salubridad acordes a la realidad imperante, no se confiaron en nada, aportaron más elementos enérgicos de control para evitar brotes y rebrotes de enfermedades, acuñaron a la esperanza y experiencia de otros eventos, cumplieron a carta cabal con la recepción de cientos de atletas y los contingentes estuvieron sanos y salvos. Eso es digno de reconocer y aplaudir, pero hoy en día nos toca felicitar a los atletas y deportistas mexicanos que asistieron con la firme convicción de obtener medallas y quitar este doloso yugo de la decepción y demostrarles a propios y extraños que no solamente sí se puede, sino que sí se debe, cuando hay todo para emerger y convertirse en los próximos en la fila para los siguientes JJCC, JJPP y obviamente JJOO.

De un total de 29 naciones que asistieron México culminó en el cuarto peldaño, detrás de Brasil, Colombia y USA, quienes se ubicaron en el 1, 2, 3 respectivamente y dejando a Cuba mirándolos arriba. Nuestros representantes alcanzaron la mayor cifra de metales en esta justa con un total de 172, de las cuales 46 fueron de oro, 78 de plata y 48 de bronce. Como ustedes saben el metal dorado da la posición en la medallería -como dicen los colombianos- Con esto queda demostrado que la generación que hoy comenzó un proceso habrá que darle seguimiento y estar muy pendientes de cada actuación, esto apenas comienza, pero es la antesala de lo que presagia un nuevo despertar deportivo mexicano. Las damas conquistaron 87 preseas, en tanto los varones 71 y en modalidad de mixtos se ciñeron 14. Esto debe celebrarse, pero mucho más, agradecerse y reconocerse porque no es cualquier cosa ni tema menor; es más, esto vale mil veces más que un 4º. lugar… ¿o no???
Pásenla bien!!!