La impartición de justicia al estilo Gertz Manero

Si en México se buscara actualmente dar un rostro a la impunidad, sería el de Emilio Lozoya, exdirector de Pemex durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, por otra parte, si se buscara el de la ineficiencia e inoperancia en la impartición de justicia, sería el de Alejandro Gertz Manero, Fiscal General de la República.
La corrupción y la impunidad es la sombra que nos ha perseguido por décadas, y un caso como el de Lozoya indigna, desalienta y nos lleva a pensar si algún día esto va a cambiar. Este delincuente de cuello blanco está libre comiendo en las lomas comida china, porque ofreció pruebas de que existió corrupción con personajes de alto nivel en el caso Pemex – Odebrecht, esta constructora brasileña involucrada en casos de corrupción en distintos países latinoamericanos, y en el caso de México, se presume que pagó millonarios sobornos que habrían terminado en la campaña presidencial de Peña Nieto.
El caso es escandaloso no solo por la cantidad de dinero de la que se habla, sino por el listado de personajes involucrados donde se encuentran los expresidentes Carlos Salinas, Felipe Calderón y por supuesto Enrique Peña, pero tan deficiente ha sido el actuar de la Fiscalía General, que aun con las declaraciones de este testigo colaborador o privilegiado, como quieran llamarle, y con 15 meses de haber sido extraditado al país, no ha pasado absolutamente nada, ya que de 70 acusados, solo uno está en la cárcel, un personaje bastante menor, el exsenador panista Jorge Luis Lavalle Mauri.
Ahora bien, a la luz de lo que sabemos, que no es mucho ya que la fiscalía ha sido poco transparente con la manera en que ha llevado el caso, debemos preguntarnos ¿Qué beneficios ha traído a México tener a Lozoya bajo la figura de testigo colaborador en comparación con los que él ha recibido? ¿Cómo es que el Lozoya logró estos acuerdos? No ha regresado nada del dinero robado y sus testimonios no han llevado a que se toque ni siquiera con el pétalo de una rosa a los señalados.
El pasado lunes, ante la presión porque no puede interpretarse de otra forma, se da a conocer la noticia de que la Fiscalía busca imputar el delito de delincuencia organizada a Peña Nieto, así como a 16 actores políticos más como Luis Videgaray y Ricardo Anaya, pero con la experiencia que se tiene hasta el día de hoy, hasta no conocer el resultado final, no se puede cantar victoria, ya que si algo ha caracterizado a este fiscal, es el sensacionalismo para dar a conocer casos con los que después no pasa nada.
Los señalamientos hacia el fiscal son muchos, pero no es fortuito, su papel es realmente deficiente, se está convirtiendo en una figura decorativa incapaz de hacer aquello para lo que se le paga. Si el plan de esta administración es acabar con la corrupción, se ha quedado corta, lo que se ha hecho en la materia parece ser apenas un rasguño. Estamos frente a una lentitud inaudita para procesar asuntos de suma importancia, y si bien es una fiscalía autónoma, es el presidente quien propuso al actual fiscal y al final, lo que haga y deje de hacer Gertz Manero, será con cargo a López Obrador.
Si el lema es que primero los pobres, que caigan quienes los dejaron pobres y que la ley se aplique. A estas alturas el único que confía en el fiscal parece ser el presidente, quien no se cansa de repetir que es un hombre honesto, pero no por ello significa que no deba existir exigencia. Lo peor de todo, porque hay algo peor, es que el presidente se irá a Palenque en 2024, pero los mexicanos tendremos que cargar con la ineptitud de este fiscal hasta 2028, ya que fue designado por un periodo de nueve años, ojalá que me equivoque, ojalá que me arrepienta de haber escrito esto porque de otra manera el lema será: quién la hace, no la paga.