La ilusión del sueño americano

El tema de la migración en nuestro país y en el mundo tiene una larga historia. En la mente de los mexicanos y de muchos hombres y mujeres de diferentes nacionalidades, queda el recuerdo del anhelado “sueño americano”. Un sueño para algunos y una pesadilla para otros, que dé inicio fue entendido como el acceso a oportunidades que permitieran mejorar las condiciones de vida, medidas principalmente en términos económicos.
México-Estados Unidos cuenta con una larga tradición en la materia y continúa siendo un tema actual, de vital importancia para ambos países y sumamente controversial. En términos generales, la migración puede ser entendida como el desplazamiento que realiza una persona o un grupo de personas para cambiar su lugar de residencia, ya sea de un país a otro, o dentro del mismo país, donde los factores que motivan la migración son: políticos, económicos, sociales, culturales y cada vez más por diferentes tipos de violencia e inseguridad.
A partir de 2018, el tema de las caravanas migrantes desde el Triángulo Norte Centroamericano (El Salvador, Honduras y Guatemala) comenzó a cobrar mayor relevancia, hombres, mujeres y niños, recorriendo cientos de kilómetros con algo en común sin importar el país de origen, una mochila llena de sueños y de esperanzas para construir un mejor futuro.
Las y los mexicanos hemos sentido profunda indignación al saber que el trato a los nuestros en Estados Unidos ha estado atravesado por el racismo y la discriminación, pero la pregunta es ¿Por qué actuar de manera similar con los migrantes que pasan por nuestro país? ¿Por qué recurrir a las mismas prácticas que por años se han rechazado? ¿Dónde queda la congruencia para demostrar que no somos iguales?
El recorrido para atravesar México es ahora aún más largo y peligroso. La permanencia les puede costar la vida, como sucedió con Victoria Salazar, mujer salvadoreña que fue asesinada el pasado 27 de marzo por cuatro policías mexicanos (tres hombres y una mujer) en Tulum, Quintana Roo, sí, asesinada, pues la necropsia reveló una fractura en la parte superior de la columna vertebral producida por la ruptura de la primera, y la segunda vértebra ¿En qué somos distintos a nuestros vecinos del norte?
La agenda nacional se ha centrado en los temas político- electorales, pero no debemos olvidar un tema como el migratorio, donde las experiencias que se viven cada vez parecen más dramáticas al enterarnos que hay niños viajando solos. Si los peligros a los que se enfrentan las personas adultas son infinitos, que podemos esperar de los menores de edad. Por ello, el llamado a la empatía, a entender que al igual que muchos mexicanos que han salido de nuestro país a Estados Unidos y no lo hacen precisamente por gusto, así sucede con salvadoreños, hondureños y guatemaltecos que ven a nuestro país como un lugar de paso para cumplir su objetivo, sin embargo, no deja de ser un lugar de riesgo.
Migrar es un derecho, no debería convertirse en un acto desesperado. La movilidad humana no puede seguir siendo ignorada, supone beneficios para los migrantes, pero también para las sociedades destino. La movilidad humana no debe ser vista como un fracaso, sino como una estrategia de desarrollo.
El llamado es a reflexionar sobre la necesidad de adoptar medidas diferenciadas de atención para cada perfil de persona migrante, mujeres y hombres adultos, jóvenes y niños, con el propósito de desarrollar leyes y/o reglamentos que tomen en cuenta la amplitud de necesidades de asistencia, atención y protección.
Si bien la migración se presenta como una alternativa para mejorar la calidad de vida desde el punto de vista económico, también conlleva múltiples consecuencias no deseadas. La migración puede generar problemas psicológicos, de salud y sociales, tanto para el migrante como para sus familiares y amigos en sus lugares de origen.
En nuestro país tenemos discursos construidos al respecto, pero no interés real, la ilusión de que se hace algo… y en lo sustantivo no se hace nada. La realidad de los migrantes es preocupante, sufren y padecen lo mismo de lo que nos quejamos. Existe una contradicción institucional y también social, pero al final ¿A quién le importa realmente el tema migratorio?