Los consentidos del presidente

“¿Quedarse encerrados hasta que el Gobierno les diga que pueden salir? ¿O quedarse encerrados hasta que un buen día se desapendejen y decidan salir a vivir la vida con todo y sus riesgos?” Frase que solo alguien tan nefasto y carente de empatía como Ricardo Salinas Pliego, dueño de Banco Azteca, Grupo Elektra y TV Azteca podía pronunciar ante su inconformidad para tomar en cuenta las medidas de confinamiento y suspensión de labores en negocios considerados no esenciales que incluían sucursales de Grupo Salinas. Mismo que a través del conductor Javier Alatorre, titular del noticiario “Hechos”, pidió “ya no hacerle caso a Hugo López-Gatell” porque argumentó que “sus cifras se volvieron irrelevantes “.
Por alguna razón, este hombre se siente con mucho valor para hacer este tipo de declaraciones, tan es así, que a últimas fechas, ante una deuda por falta de pago de impuestos que se presume podría superar los 40 mil millones de pesos, de acuerdo con –Raquel Buenrostro, titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT), quien confirmó esta información a los periodistas de “La Octava”, Álvaro Delgado y Alejandro Páez, a lo que el empresario respondió en redes sociales que no pagará “ni un rábano”, como sí lo hace la mayoría de los mexicanos.
Este personaje puede ser bastante cuestionado por la forma en la que ha ido acrecentando su fortuna, que incluye un falso altruismo con sus abonos “chiquitos” pero eternos, hasta un proyecto como el de las Orquestas Infantiles de TV Azteca, que constituyen un modelo en el que el Estado aporta la inmensa mayoría de recursos para un programa privado.
Desde 2009 y hasta el primer trimestre de 2018, se han canalizado al menos mil 689.5 millones de pesos de recursos públicos a ese proyecto de Grupo Salinas. Al mismo
tiempo e inexplicablemente, para programas oficiales de cultura, no hay recurso. La SEP, Conaculta, gobiernos estatales, varios municipios, universidades públicas y hasta la CFE, han entregado dinero y donaciones en especie a TV Azteca, según muestran diversos documentos oficiales.
Lo más preocupante es que entre 2011 y durante 10 años consecutivos los diputados federales han apoyado el proyecto “filantrópico” de Salinas Pliego, nunca con menos de 70 millones de pesos al año, todo esto documentado por una investigación exhaustiva realizada por la periodista Carmen García Bermejo en colaboración con Quinto Elemento Lab.
El gobierno ha otorgado beneficios económicos y fiscales a cambio de imponer la ideología oficial a través de la pantalla de televisión. La empresa se beneficia con recursos públicos de la Cámara de Diputados y también del dinero que ingresa a la empresa por transmitir la publicidad oficial de gobernadores, políticos y ayuntamientos. De acuerdo con esta periodista, la Fundación de TV Azteca de cada peso que reciben las orquestas infantiles, apenas aportan alrededor de 15 centavos. El resto lo pagamos los mexicanos con recursos públicos.
Con la actual administración las cosas no fueron distintas. Se firmó un convenio para “poner en marcha un programa de 300 orquestas y coros con al menos 80,000 participantes”, todo esto bajo la dirección del ahora exsecretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, quien durante 16 años trabajó como presidente ejecutivo de la Fundación Azteca.
En este contexto, de los 33 multimillonarios mexicanos que aparecen en la Lista Forbes 2020, uno de los pocos que registró un aumento en su fortuna, con respecto al año pasado, fue Salinas Pliego, en buena medida, por obtener contratos de la 4T. Una de sus empresas, “Total Play”, obtuvo un contrato de adquisición por parte de la administración de Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México relacionado con sistemas de videovigilancia para el C5 (centro integral de monitoreo), de igual manera se otorgó a “Seguros Azteca”, otra de sus empresas, un contrato en el cual se entregan pólizas que cubren accidentes de policías y funcionarios.
¿Será que la bandera contra la corrupción e impunidad de la 4T es selectiva? ¿Será que la 4T tiene a sus consentidos? Las palabras se las lleva el viento, el hecho de decir que las cosas cambian, no hace que necesariamente sea así. A dos años de gobierno hace falta menos discurso y más acciones.