VALORAR

Seguimos a vueltas con las medidas que se van a adoptar para Navidad, cuando en realidad, los que van a girar en una semana son los bombos de la lotería. Es, sin duda, el día que comienzan las fiestas. Este año, el ambiente será diferente porque a estas alturas del año ya hemos aprendido a valorar la importancia de la salud, pero también es cierto, que una ayuda económica en los tiempos que corren sería un buen empuje para muchos. Se respira en el ambiente que las fiestas están a la vuelta de la esquina, y no sé si será por el espíritu de estas fechas pero la gente se niega a adaptarlas a las circunstancias. Hemos cancelado a lo largo de este año muchos planes y, aunque llevamos muchas semanas con la operación “salvar la Navidad” la clave está en saberla adaptar. Algo que no es complicado si se aplica el sentido común porque si los excesos ya sabemos que se pagan, este año además de notarlos en nuestro cuerpo vendrán acompañados de una tercera ola que no es nada deseable. No hay necesidad de dar pasos hacia atrás cuando todo nuestro empeño es alcanzar la meta final.
Si de deseos hablamos, esta época es la ideal. Los sueños crecen estos días algo que es normal, y más, después de todo lo que hemos pasado. De ahí que anhelemos el Año Nuevo más que nunca. En él hemos puesto todas nuestras expectativas. Y expectativas son las que tenemos puestas en las vacunas. Todavía a España no han llegado pero ya miramos de reojo lo que sucede en los países de nuestro entorno. Sin duda, son la luz que vemos al final del túnel, pero hasta que éstas lleguen y la pandemia pase tendremos que seguir con las medidas de precaución pertinentes. Estamos en una recta final agónica porque ya pesan los meses que llevamos de pandemia, pero no es tiempo para desfallecer. La Navidad, quizás, sea la excepción de todas las fiestas que hemos cancelado, pero no la podemos convertir en el inicio de algo que no deseamos. No podemos olvidar lo que nuestros sanitarios llevan a sus nuestras espaldas. Ellos se merecen, además de nuestro reconocimiento, nuestra responsabilidad. Reunirse no es tan importante cuando en riesgo está la salud de los que queremos. Esa es, sin duda, la mejor motivación para reconvertir esta Navidad en una Navidad diferente. El tiempo pasa y hay que amoldarse a las circunstancias de la vida, porque el destino es el que marca nuestro día a día. Hacer planes está bien, pero hay que tener muy presente que en un segundo todo puede cambiar. La incertidumbre siempre está presente aunque no seamos conscientes de ella, pero en el 2020 se ha convertido en la protagonista.
En definitiva, a diez días de Navidad y a siete de la lotería. Valoremos lo que tenemos. Apreciemos la salud y disfrutemos de estas fiestas tan entrañables en estos tiempos tan duros, porque poder ver sonreír, aunque sea en la distancia, a las personas que queremos es el mejor regalo que podemos recibir. Más no se puede pedir.