Los años me han hecho adulto viejo de a poco… PEFULO

…siendo estudiante de la licenciatura en Comunicación de la UAMEX, en una de esas clases donde el docente preguntaba: “…tú, ¿para qué y por qué estudias acá? …” interrogantes que tuvieron una sonora respuesta: quiero ser… Y lo dejo en ese espacio porque conforme avanzaron los días, las semanas, los meses, así como la interminable compaginación de actividades entre alumno, docente y comunicador, no paraba ni de cuestionarme ni de responderme frente al espejo, con la grabadora en mano, con la libreta forma italiana y con un bolígrafo, ¿para qué estoy estudiando esto?
Lo tenía y lo tuve muy claro, quiero trabajar de esto y servirle a la gente, quiero que mis hijos algún día sientan algo de orgullo, deseo que mis amistades y familiares pasen por buenos ratos a pesar de ser altamente cuestionado, criticado y a veces, crucificado. Aquella decisión de vida en mis estudios tomó fuerza en aquellos salones de la Facu; decidí llevar a cabo mi vocación pero con estudios, con capacitación, con instrucción permanente, no ser del montón, no ser quien destruya a través de pseudo conocimientos, no ser esa figura de aparador que no sabe más que no sabe nada, aprender y aprender y aprender para después dar el paso a la información tácita, real y objetiva, por eso me incliné por mis estudios superiores y como tenía muy claro que quería y hasta dónde, luché por eso y le profesé entonces un entorno de, primero, conocimiento de causa, en seguida, de investigación, para que finalmente con los pelos de la burra en la mano, dictar una noticia auténtica y verdadera. No reparaba en buscar, indagar, preguntar y a veces hasta abusar de la amistad por conocer la verdad de los hechos. Acudía al sitio, concretaba citas con los actores principales o con las autoridades pertinentes, no me detenía porque quería lo mejor de la información. Por supuesto que me ganó en varios momentos esos actos de protagonismo al querer lograr y/u obtener la exclusiva, la entrevista perfecta y por supuesto una adulación ficticia, que osadía la mía pero era en esos ayeres y años después le doy el peso específico porque para ser profesional se necesita eso: valor de querer hacerlo, ¡llevarlo a cabo y demostrarlo!
He pasado las últimas 3 décadas y un poco más en los medios y en las aulas. En estas áreas el privilegio de servirle a la sociedad es fundamental por el amor a lo que una emprende; sostenerse es lo más difícil y complicado, pero no imposible. La muestra es cuando de pronto surgen aquellos personajes de papel quienes se creen sabios o que conocen y hablan de todo, y en efecto, ¡hablan y señalan de todo… que no saben nada! …sus poses son fatídicas y llenas un ego a prueba de fuego, sin saber, siquiera, que eso no sirve de nada…en fin.
Lo anterior como prueba de lo que mi fuente deportiva es desde siempre y en la actualidad quienes intentan dedicarse a este ramo deberían comenzar por no dejarse llevar por las redes y, en todo caso, comprobar de manera eficaz su información. Afirmar un tema y no conocer de fondo es como autoflagelarse, o bien, disque opinando de uno solo es colocarse la corona de autosabio…
La semana previa a la final del futbol mexicano que ganó bien el conjunto de León, estuvo impregnada de una batalla de dimes y diretes donde los protagonistas afianzaron un pleito de vecindad: jugadores de Cruz Azul y mi admirado Héctor Huerta (él sí periodista deportivo), tal como lo señalara en otro tiempo y con otro personaje mi querido Hiram Marín. Vaya que se armó la grande con la muy mala decodificación de algunos “sabios” y otros “borregos”; por supuesto hubo y habrá de todo, los hay a favor y en contra. En lo personal celebro este tipo de actos donde ponen a prueba la capacidad del periodista y/o comentarista y me refiero al aspecto profesional a tope; también, por supuesto que respeto y le doy su lugar al deportista, pero cuando la línea de investigación tiene fecha de caducidad solo hay que esperar el resultado y colocar a cada quien en el sitio que le corresponde. El tema tiene mucha tela de donde cortar, infortunadamente las aristas van revueltas, pero ojalá sea el repunto de un todo…