SALVAR LA NAVIDAD

Un mes es lo queda para celebrar la Nochebuena. La cuenta atrás ha comenzado y las medidas para frenar la propagación del virus no dan tregua. Pretenden salvar la Navidad, pero realmente se trata de salvar vidas. Si no nos podemos reunir por el peligro que entraña hay que aceptarlo, asumirlo y pensar que el sacrificio de este año nos servirá para afrontar el 2021 con mejores perspectivas. No podemos olvidar todo lo que ha sucedido desde el mes de marzo. Vino la primera ola y arrasó. Ahora estamos intentando controlar la segunda y aunque la Navidad esté a la vuelta de la esquina hay que priorizar y no correr riesgos. Afortunadamente, la tecnología juega a nuestro favor. Siempre nos quedará la videollamada que nos ponga los ojos vidriosos por no poder estar con nuestros seres queridos, pero por otra parte, esos ojos también se pueden emocionar porque al otro lado se encuentra alguien a quien queremos y, afortunadamente, tiene salud. Dice el refrán que más vale prevenir que curar y todavía estamos a tiempo de asimilarlo. Llegará el día en el que nos abracemos y ese abrazo será, sin duda, el mejor regalo de que todo esto ha terminado. La esperanza está puesta en las vacunas y ya se oye hablar de ellas. Vamos superando, día a día, esta pandemia que nos ha arrebatado demasiadas cosas y todavía nos está dejando grandes lecciones. Aprender a valorar la vida es una ellas. Por eso, vivamos una Navidad diferente. Eso sí, no nos olvidemos que sigue siendo la época más entrañable del año.
Se encenderán las luces para iluminar nuestras calles. Unas calles que han estado desiertas, que también han estado sin vida y que, poco a poco, van recuperando ese trajín al que están acostumbradas. Llega el famoso Black Friday, llega la época de hacer regalos y crear ilusión a pesar de las circunstancias. Siempre digo que de lo malo hay que quedarse con lo mejor. Y este año lo mejor han sido mensajes, llamadas, pequeños ratos de café… En definitiva, han sido momentos que de una manera o de otra me han recargado las reservas de fuerza para seguir mirando al futuro con mucha esperanza.
La esperanza es lo último que se pierde, así que aferrémonos a ella. Busquemos esas pequeñas cosas que nos sacan una sonrisa cada día. No siempre es fácil, pero la actitud lo es todo. Hay días que son una auténtica cuesta arriba y parece que todo nos supera, en cambio, hay otros que son más fáciles.
Buscar el equilibrio es complicado, pero está claro que cada mañana sale el sol.
La vida no es un guion preestablecido. La vamos escribiendo de puño y letra, día a día, minuto a minuto, y segundo a segundo. De hecho, no se nos puede olvidar que en un segundo todo puede cambiar. Seamos conscientes de la responsabilidad individual. Usemos el sentido común. Entre todos doblegaremos la curva y recuperaremos la rutina que el virus se llevó. Estoy convencida de que todos echamos de menos algo del pasado… Ese algo que nos saca una sonrisa, que nos llena de nostalgia, pero que nos da vida… Hoy, por ejemplo, escribo estas palabras con una dosis extra de coraje y corazón. ¿Por qué será?