Lo que la pandemia se llevó Colofón. – Las fiestas que agonizan

Lo que la pandemia se llevó. – Para el hacedor de los prefacios atípicos, las cifras por contagios de coronavirus se incrementan día con día, y se dan a conocer en medios locales y nacionales, las autoridades no se cansan de dar a conocer el número de fallecidos, pero, en la calle, la cantidad de ciudadanos aumenta, ya sin cubrebocas ni cuidados de sana distancia, se amontonan, como si el virus hubiera desaparecido e intentan regresar a la normalidad que la pandemia les arrebató hace más de 8 meses. Algunos pretextan andar en la calle por la necesidad de trabajar y ya las conferencias de Gatell pasaron a ser un chiste, un argumento del gobierno para mentir sobre lo que realmente está pasando, incluso, abona para la incredulidad social, el que los famosos, los deportistas y políticos anuncien haber contraído la enfermedad y sanen a la semana, como si se tratara de una moda, y a la par, la esperanzada vacuna parece ser una ocurrencia para hacer dinero.
Y así llegamos al cierre de año. Las fechas de mayor ingreso económico para muchas familias. La feria del alfeñique en Toluca que dicen, tiene un control de tránsito para cuidar a la gente dentro de Los Portales, aunque no se nota mucho, y los comerciantes, con cara triste comentan que sus ingresos por la compra de dulces y productos típicos no es buena. Y le sigue el Día de Muertos, y la esperanza para los floricultores y para quienes velamos a nuestros santos difuntos, de que los panteones se abran, pero con un 90 por ciento de posibilidades de que esto no ocurra y se pierdan millones de pesos en producción de flores.
Si hablamos del estado de México, la región sur, es decir, Villa Guerrero, Coatepec Harinas y Tenancingo, considerados el corredor de la flor mexiquense, recibirán un impacto muy fuerte en sus ingresos, principalmente en la producción de cempasúchil, usada en los altares y cuyo olor, se tiene la creencia de que atrae las almas de los muertos en su visita al mundo de los vivos.
Así que octubre y noviembre, que son sinónimo de grandes reuniones, de compartir comida y viajar, son actividades que las autoridades de salud piden se restrinjan para evitar la propagación del coronavirus, o en su defecto, se realicen con consideraciones de riesgo moderado, es decir, vacacionar sólo si es necesario, no acudir a panteones ni a celebrar en familia, pero, estimado auditorio, eso seguramente no va a ocurrir, si usar un cubrebocas o mascarillas resulta absurdo para tantos irresponsables que les vale un pepino, imagine usted si les prohíbe la fiesta, no, no será nada fácil, hasta que les toque el Covid o el número de contagios siga en aumento, pasemos a semáforo rojo y entonces sí, lamentemos lo que la pandemia se llevó.
Colofón. – Las fiestas que agonizan
Mientras degusta de un pan de muerto relleno con crema pastelera, acompañado de una taza de chocolate caliente y espumoso, el amanuense reflexiona: Halloween para los jóvenes, noche de brujas para los niños, los santos difuntos para los adultos y después las posadas, Noche Buena, la Navidad y el Año Nuevo, esas celebraciones que tanto disfrutamos, que son las más bellas, espirituales y de convivencia con un ponche de frutas y que hoy el coronavirus nos está arrebatando, que tendremos que conmemorar virtualmente, a través de la pantalla de un celular o una computadora, y sabe usted, todo porque no nos cuidamos… “Yo no olvido al año viejo, porque se ha llevado cosas muy buenas, me quito…” Usted acomplétele… Mi twiter @raulmandujano.

 

Como siempre, van mis comentarios acompañados de un abrazo fraterno. Hasta otro Sótano