Lo impopular del tema de salud

Para la mayoría de las personas, el iniciar un día particularmente antes de la pandemia era todo un desafío, desde muy temprano la lista de actividades parecía interminable, y el reto era cumplir con todo en tiempo y forma sacrificando un par de horas de sueño, el desayuno o la comida, salidas con amigos o reuniones familiares, aspectos de los que se podía prescindir aparentemente con tal de llegar al fin último; el cumplimiento de un día más.
Las visitas al médico y revisiones de rutina parecían ocupar el último renglón del listado, no solo de las actividades diarias, sino de los pendientes a realizar aquel día que se tuviera “tiempo libre”. La frase que alude a nombrar la salud como lo más importante, se repite de manera mecánica y sin tener mucha consciencia de lo que significa. Para algunos la atención médica no es cuestión de elección, ya que esto hace la diferencia entre estar y no estar, en contraste, para otros el enfermarse es un lujo que no se pueden dar.
En este sentido, la salud se ha vuelto un gran negocio que muchos han sabido aprovechar, prueba de ello la gran cantidad de consultorios médicos que brindan servicio a muy bajo costo y donde la lista de personas en época de pandemia ha incrementado. La salud no es un derecho de todas y de todos como se menciona en el artículo 4º constitucional, al final, se ha convertido en el privilegio de unos cuantos.
Lamentablemente nuestro sistema de salud está enfermo y no es de ahora, desde hace varios años lo está en función de una serie de decisiones que se relacionan en gran medida con recortes presupuestales que repercuten invariablemente en la población a corto, mediano y largo plazo, prueba de ello el problema que se vive con el desabasto de medicamentos para los niños que padecen cáncer.
Durante las últimas semanas los familiares han vuelto a alzar la voz y denunciar que pese a las protestas y a que han pasado casi dos años del inicio de las manifestaciones no se ha logrado solucionar el problema del desabasto que cabe señalar ha sido una constante en México, pero esta crisis se agudizó en 2019 con el actual Gobierno debido a los recortes presupuestarios y a los cambios en la forma de adquirir las medicinas que ha señalado corrupción en las compras de anteriores administraciones.
Es una lástima que este tema no sea política y electoralmente rentable para dedicarle horas de conferencia, o bien, para difundir videos que den cuenta del peregrinar que viven las familias al intentar conseguir un medicamento. El cáncer al igual que un gran número de enfermedades crónicas, no saben de desabasto ni de pandemia, cientos de pacientes ha visto interrumpido su tratamiento y consultas médicas y no hay certeza de cuando acabará esto.
El personal médico hace su mejor esfuerzo para intentar hacer frente a una pandemia que cada día sigue cobrando más vidas y que por momentos parece que se le olvida al presidente, o que intencionadamente busca evadir con la captura de presuntos líderes criminales como “el marro” o con un caso como el de Emilio Lozoya. Un presidente que habla de lo inmoral que es la corrupción, debería entender que también es inmoral no atender apropiadamente el severo problema de salud que parece que se ha salido de control.
De manera reciente el mandatario ha dejado atrás la frase de abrazos y no balazos para señalar que “el pueblo se cansa de tanta pinche transa”, pero también sería bueno informarle que se cansa de discursos vacíos, se cansa de no ver soluciones reales, se cansa de que ocupe las mañaneras para hacer un espectáculo de temas tan indignantes como la corrupción e impartición de justicia y se cansa de ver que un tema tan sensible como lo es la salud, no sea tratado con la seriedad que requiere.