La frivolidad del presidente

Si por algo se ha caracterizado el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, es por dictar la agenda y colocar en la opinión pública aquellos temas de los que pretende se hable, siempre conservando sus favoritos; la corrupción y los neoliberales, señalando una y otra vez el pasado, sin ofrecer muchas veces soluciones reales para el presente.
Loable es la labor que inicio desde que comenzó su mandato al llevar acabo un ejercicio de comunicación único a nivel mundial sin embargo, si bien se puede reconocer el escuchar de primera mano información de relevancia nacional, “las mañaneras” se han convertido en un espacio de descalificación hacia todo aquello que no le agrada al presidente.
Este afán de ocupar el espacio público, de tener la atención de los medios y los reflectores puestos en él todos los días bajo el discurso de comunicar al pueblo lo que sucede, ha llevado a conferencias matutinas de más de dos horas, donde el contenido o lo sustancial es muy poco y el querer opinar de todos los temas, lo ha llevado a realizar declaraciones bastante desafortunadas.
En días recientes se dio a conocer la Encuesta sobre el Impacto Generado por COVID-19 en las Empresas (ECOVID-IE), la cual señala que el 93.2% de estas, registraron al menos un tipo de afectación, pero solo 7.8% de ellas obtuvo algún tipo de apoyo. Como esperar que las empresas atiendan el llamado del gobierno de suspender sus actividades, conservar las fuentes de empleo y garantizar el ingreso de sus trabajadores durante el tiempo que sea necesario bajo estas condiciones, tomando en consideración que la mayor parte de los empleos generados en nuestro país se da por parte de las micro, pequeñas y medianas empresas, las cuales en su gran mayoría, no están en posibilidad de absorber un gasto de esta naturaleza.
Ante un panorama así, no es de sorprender que la población del país en pobreza laboral ascienda a un 54.9%, con base en el análisis del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) realizado el pasado mes de mayo. Lo más preocupante es que literalmente, esto, se pone peor, a través de un cálculo realizado en la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) del INEGI, lo anterior significa que, 69.6 millones de mexicanos no contaron con el ingreso laboral suficiente para adquirir la canasta básica alimentaria.
Como si lo anterior no fuera suficiente, la tormenta tropical Hanna, ha golpeado fuertemente el noreste de nuestro país, de manera particular en los Estados de Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León, dejando importantes daños materiales y pérdidas humanas.
Mucho se agradecería que estos temas son a los que el presidente dedicara el tiempo de las mañaneras y no en estar llamando a los mexicanos a comprar “un cachito” de la lotería para la rifa que no es rifa del avión presidencial. Los mexicanos la están pasando mal. Las condiciones de vida de muchas personas se han deteriorado, trabajan más de 8 horas diarias y no es suficiente para superar el umbral de pobreza. Cerca de 70 millones de mexicanos no cuentan con el ingreso suficiente para alimentarse y no es precisamente de los temas que se está hablando.
Dedicar una conferencia para hablar de la rifa del avión presidencial, anunciar que no se suspenderán los festejos del mes patrio y estar sacándole el mayor provecho a la novela del tema Lozoya, es un acto de total frivolidad. Pensar en el congreso no es más alentador, dejar de lado los intereses partidistas y anteponerlos al interés nacional para generar acuerdos en busca de soluciones para ayudar a que este país salga adelante, es pedir mucho.
La mejor oposición en estos momentos es la sociedad civil, pero salir a las calles en caravana automovilística pidiendo la renuncia del presidente y silbar un claxon, tampoco hace mucho la diferencia entre la actitud del presidente, legisladores y ciudadanos. Así las cosas pero al final, todos quedamos a deber.