El mayor día de tu vida y la mía es cuando tomamos responsabilidad total de nuestras actitudes. Ese es el día en que realmente crecemos. John C. Maxwell

Me parece que la manera más elocuente de tratar de evitar un holocausto o hasta una derrama de mucha sangre sin ton ni son, es aceptar y acoplarse a las determinaciones que se aplican para tal efecto y que no es un tema menor, sino al contrario, es uno de esos álgidos por donde quiera que se le vea. Pero también es cierto que existen muchas condiciones con un constante bombardeo de información o desinformación que nos convoca, de pronto, al caos. Unos determinan y creen que no pasa nada, otros asumen en que poco a poco pasará y hay quienes en su afán de reestablecer la actividad cotidiana apuestan por el “Jesús en la boca”… y se juegan la vida y hasta juegan con la de los demás.
Hoy resulta que acudir a un gimnasio y/o centro deportivo a ejercitarse y tocar los mismos aparatos que otra persona nunca había sido tan peligroso como ahora que estamos azotados con la pandemia del covid-19. Insisto para muchos pareciera que es jugarle a la kamikaze y a don chingón, como si el escudo plastimax con el que venimos integrados al nacer fuera eterno e irrompible. Que osadía me cae, ver, saber y sentir una impotencia terrible de no poder ayudar a otros y tener que “aguantarse” en casa viendo por tv ciertos deportes que han aplicado mecanismos para tener una vuelta a la productividad. Pero hay quienes, en cambio, han apostado su esencia en salir al llano a jugar en las ligas locales, municipales y otras, según con “seguridad” cuando hoy en día es netamente imperioso no jugarle al canelas y mejor hacerlo en casa con lo que se tenga y como se pueda. Varios no comulgan con esta idea y se arriesgan y arrastran a muchas personas, otros tanto a pesar de que su vocación le dicta que, si puede hacerse, no terminan por aceptarlo y siguen comulgando con la idea de que a ese nivel si se puede salir a “jugar” o seguir en la liga o acudir al gym a ponerse mamey o más buenota.
Y para muestra de lo anterior, basta saber y recordar que asistir a un sitio donde está un montón de personas, representa uno de los muchos focos infecciosos en los que es probable contraer el virus, y siendo quisquilloso y punzante, reunirse con motivo de jugar deporte en equipo, asistir a realizar rutinas de pesas y más, es un alto riesgo que debe evitarse. Sí ya sé que muchos me tirarán de loco y que no es cierto, empero basta checar las incidencias y, por tanto, las decisiones de algunos sectores gubernamentales para decretar el cierre de ciertas actividades. Ojalá me exprese de lo mejor: son espacios cotidianos que nunca nos imaginaríamos que causarían algún peligro, hoy son una amenaza contra la salud y hay que decirlo con todas sus letras. Cierto, las medidas y propuestas de sanitización se han establecido, pero la realidad al 100 % no resultan garantía para nadie, por lo que, necesaria y obligadamente comencemos con nosotros mismos. Si estamos de acuerdo o no, eso es otro tema, hoy lo que nos convoca a hacer frete y lucha casi casi revolucionara tiene que ser el valor de asegurarnos, cuidarnos y hacer lo correcto. Neta que no es mucho, solo es cuestión de madurez racional frente a la adversidad. Al menos yo lo prefiero y ya vendrán tiempos mejores.

Pásenla bien!!!