Dejemos en paz al presidente Colofón.- Lozoya, la esperanza y el miedo

Dejemos en paz al presidente.- Ya no hablemos mal del presidente –dice el amanuense mientras lee su periódico y toma una taza de café-, él tiene sus propios datos. Si decidió no continuar con el aeropuerto de Texcoco, en el que se habían invertido 60 mil 300 millones de pesos, y se multaría con 14 mil 900 millones más al gobierno por cancelar la obra, no importa, el aeropuerto de Santa Lucía saldrá más barato, sin lujos, solo para lo que es un aeropuerto.
Tampoco volveremos a comentar sobre la indulgencia al crimen organizado y el perdón contra asesinos y criminales. En el 2018, antes de su gobierno, se cometieron casi 34 mil asesinatos y él acusó a EPN de incapacidad para resolver la inseguridad; en el 2019, su primer año de gobierno de la esperanza, la cifra fue de 35 mil 500, y en lo que va del 2020, suman 14 mil 300. Se prevé que al cierre de año, la cifra supere los 36 mil, y no hablemos de secuestro, robo con violencia, de vehículos, extorsión huachicoleo y ¡feminicidios!, que registraron en 2018, un millón 850 mil delitos y en el 2019, 2 millones 15 mil y estimaciones del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) prevén que este 2020 podría ser el más violento en los últimos 24 años, pero bueno, avanzamos en esta propuesta pacífica para enfrentar al crimen.
Menos aún debemos cuestionar los recortes presupuestales a las asignaciones a los estados y municipios que, debido a la pandemia, serán del orden de los 100 mil millones de pesos, pero ¡ojo! no para abasto médico contra el Covid, sino para dar prioridad a proyectos como el Tren Maya y la refinería de 2 Bocas, y que, probablemente, no se concluirán en este sexenio pero, no importa, los ciudadanos aguantaremos por esos recortes, alzas en las verificaciones, tenencias, licencias, servicios públicos y otras artimañas gubernamentales para hacerse de dinero.
Y es que el presidente tiene sus datos; quizá con becas a jóvenes de 18 años de edad y fortaleciendo apoyos sociales tanto a los pobres de siempre, como a los nuevos marginados por el desempleo propiciado por el COVID-19, piense que la gente estará tranquila y feliz. Los nuevos empleos serán la apuesta por el nuevo tratado comercial con América del Norte, por muy neoliberal que sea.
¿Ven? Todo está debidamente planeado. No importan las crisis, ni el desabasto hospitalario, ni los niños con cáncer, ni las guarderías, ni las microempresas, vamos, lo que usted me diga. Por eso dejemos tranquilo al presidente, todo está bien. ¿A poco no nos va mejor?
Colofón.- Lozoya, la esperanza y el miedo
Termina su café con un buen sorbo el hacedor sotanero, suspira mientras da una mordida a su galleta de nata y exclama que el regreso a México del ex director de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya, es ese golpe mediático que anhelaba el presidente. Dicen por filtraciones, que, a cambio de “ciertos beneficios como instrumento no doloso de la comisión de un delito”, Lozoya ofreció 15 horas de grabaciones por supuestos sobornos para la negociación de la reforma energética 2013, en los que se verían implicados el propio EPN, ex secretarios, ex senadores, ex diputados y hasta ex gobernadores, muchos hoy en funciones, y algunos hasta morenistas. Que miedo deben tener algunos, pero, que respiro tan grande es para el gobierno que nomás no acaba de convencer con eso del combate a la corrupción, y sólo se había concentrado en su venganza verbal contra los ricos… En fin. Mi twiter @raulmandujano.