Putin y Medvedev, notas para entender una relación de codependencia política

La semana pasada una noticia sorprendió a la comunidad internacional, el anuncio de la disolución del gabinete del presidente ruso Vladimir Putin, un suceso interesante y a la vez complejo, ya que sin duda Rusia es uno de los países más herméticos en cuanto a su política nacional e internacional (comparable quizás con China y Corea del Norte), no sólo desde hace 20 años en los que ha estado presente Vladimir Putin (como titular del ejecutivo ruso, o bien, en las primeras líneas del gobierno), sino que esa tradición de discrecionalidad viene desde la época zarista.
En este contexto, la disolución del gabinete de Putin tiene una lectura interesante, ya que Dimitri Medvedev se ha convertido en el aliado ad hoc, pero a la vez incómodo para la administración de Vladimir. Siguiendo esta óptica “[…] observadores: periodistas, analistas y académicos por igual. Han argumentado que Medvedev no es más que la marioneta de Putin, y el tándem no es más que un vehículo para que Putin mantener sus manos supuestamente neo-totalitarias en el timón hasta su regreso a la presidencia en 2012”. (Gordon M., 2010, pág. 229). Esta concepción surgió en la opinión pública, ya que en los periodos en los que Putin no ha podido ser Presidente de Rusia por la prohibición constitucional de ser reelecto como mandatario para más de un periodo extra, Dimitri Medvedev ha sido el Jefe de Estado, situación que les ha llevado a ambos a intercambiar los cargos de Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, es decir, el de Primer Ministro.
Una decisión que hace suponer por un lado el deseo de Putin por librarse por completo de Medvedev, o bien, darle más poder con el reciente nombramiento que le acaba de conferir como Vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, preparándose quizás para una posible intervención rusa en un conflicto a gran escala (precisamente después de los recientes ataques norteamericanos en Irán en donde muriera el General Qasem Soleimani), ya que precisamente Medvedev ha sido el gran operador ruso que ha sabido controlar la seguridad rusa en los conflictos suscitados en 2008 en contra de Georgia, Osetia del Sur y Abjasia, Tayikistán en 2005, el conflicto comercial con Moldavia en 2015 y la anexión del territorio de Crimea en 2014, situación que originó las actuales tensiones con Ucrania.
Por otro lado, una de las acusaciones que desde hace diez años ha tenido que enfrentar el gobierno de Vladimir Putin es que su gobierno no es percibido como democrático y transparente. Bajo este tenor, […] Rusia es un estado autoritario, donde el poder ejecutivo (el presidente) domina los sectores legislativo y judicial, es responsable de asuntos extranjeros y política de seguridad, y en gran medida controla la oposición política y los medios de comunicación. (Oldberg, 2010, pág. 3), por lo que siguiendo este argumento y de acuerdo al Índice de Percepción de Corrupción 2018 emitido por Transparency International en enero de 2019, la percepción de la corrupción en Rusia es muy alta, colocándose en el lugar 138 de un total de 180 naciones evaluadas (IPC, 2019), por lo que el hecho de haber limpiado el gabinete puede ser para acabar con la corrupción al interior del gobierno ruso (o por lo menos dar esa impresión), ante una comunidad internacional que durante años ha denunciado los nexos existentes entre el gobierno de ese país y la “Bratvá” (mafia rusa).
Finalmente, difiero de algunos analistas internacionales que manifiestan que el gobierno ruso busca transitar a un sistema parlamentario, ya que esto no conviene a los intereses de Putin y por ende de Medvedev, cuya fórmula ha logrado convertirse en los últimos 20 años en la figura icónica del presidencialismo a nivel mundial, lo cual no ha molestado al grueso de la población del país más grande del mundo, por el contrario “Bajo Putin y Medvedev el pensamiento sobre el poder de Rusia y como ésta ya no se deja ignorar o humillar por Occidente, sale a primer plano frecuentemente en las declaraciones de ambos actores políticos” (de Haas, 2008, pág. 22), esta aseveración enmarca cuál es el perfil de la relación entre ambos actores políticos (quienes han llegado a gozar de hasta un 75% de aprobación rusa en lo referente a su gestión), convirtiéndose en el arquetipo de líderes que a los gobernantes de la extinta Unión Soviética les hubiera gustado ser.

Twitter:@EdgarMaPe

Referencias:
de Haas, M. (2008). Russia’s Foreign Security Policy in the 21st Century. Putin, Medvedev and beyond. (K. C. London, Ed.) Contemporary Security Studies, 1-53.
Gordon M., H. (2010). Medvedev, Putin, and Perestroika 2.0. Demokratizatsiya, 228-259.
IPC. (2019). 2018. Transparency International. Transparency International. Recuperado el 21 de enero de 2020, de https://www.transparency.org/cpi2018
Oldberg, I. (2010). Russia´s Great Power Strategy under Putin and Medvedev. (S. I. Affairs., Ed.) Occasional Ulpapers, 1-25.