El AMLO de los Estados Unidos

Las redes sociales comentaron de todo en respecto de la reunión de López Obrador con Donald Trump, pero la gran mayoría de los comentarios fueron muy polarizados y perdemos de vista todo el contexto en que estamos opinando.
Hace justamente una semana en esta redacción decíamos que el mejor escenario era que la rueda de prensa estuviera muy medida y sin mayores comentarios para poder decir que el resultado fuera exitoso. Pues el mejor escenario se ha dado. López Obrador dijo un discurso muy diplomático, muy medido, pero sin callarse.
Para todos los que deseaban que AMLO le contestara todo lo que Trump ha dicho sobre los mexicanos, o que dijera algunas de las cosas que López Obrador relata en su libro “Oye Trump” les comento que es no debía ser. No debemos desear un mal para México. Si bien es cierto que se tuvo que tragar muchas de las promesas que incluso hizo en su campaña, donde repetidas ocasiones dijo que iba a poner en su lugar a Trump y que iba a exigir respeto para los mexicanos, también es cierto que representa a una nación y no puede decir improperios ni podemos esperar que los haga. Partiendo de esto, podemos decir que AMLO tuvo la oportunidad de hacerle notar los desafortunados comentarios que ha dicho Trump y le dijo claramente que no olvidamos, pero que deseamos tener una mejor comunicación con base en el respeto, cosa que no fue ni siquiera sugerida en los discursos de Peña o por lo ejecutado por sus subalternos.
AMLO tuvo un excelente papel en la Casa Blanca, medido, cordial y respetuoso, sin salirse del guion, con un discurso medido y contundente, cosa que nunca se le había visto, ni de candidato, ni de presidente legítimo y mucho menos de presidente constitucional. Ojalá López obrador fuera así siempre.
Después de este acto los dos volvieron a decir improperios. Trump dijo que va a invertir más en el muro porque con eso detiene el COVID. AMLO dijo justo en el día en que tuvimos el récord de contagios que la pandemia va a la baja.
Un chispazo de excelentes maneras es lo que vivimos hace una semana en Washington, donde claramente notamos que ambos son personajes formados para la aprobación de su público, con ocurrencias y comentarios aparentemente sin sentido, pero ambos en el fondo saben seguir reglas, saben ser el gobernante estable, firme y respetuoso que muchos necesitan y que muchos esperan de ellos, pero que por lo que han construido alrededor de ellos mismos, con sus compromisos y apariencias, deben seguir con ese show, con esa actuación que de alguna forma le conducirá a un objetivo que aún desconocemos.