El lenguaje de dos adversarios mesías

El lenguaje de dos adversarios que juegan a ser mesías: El párroco de la iglesia irreverente se pregunta ¿De qué hablarán dos tipos que no se conocen? Uno sólo habla español (a medias), el otro inglés. Aunque ambos son populistas, uno predica su jerarquía ante los pobres, otro ante los ricos. Ambos son nacionalistas, pero uno hace demagogia en el odio hacia los ricos, el otro discrimina con un discurso racista; uno promueve el bienestar en el conformismo, el otro impulsa la superioridad; uno arremete contra el neoliberalismo y la corrupción, el otro es un millonario neoliberal.
Sin duda son dos personajes con otros datos. Ante la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, que ha impactado a EU con más de 2 millones y medio de casos positivos y 125 mil 340 mil muertes, Donald decidió anunciar su retiro de la Organización Mundial de la Salud, acusando de falsedad en su información; Andrés, con alerta roja por más de 275 mil casos y una cifra de 32 mil 800 defunciones, ordenó la apertura gradual del comercio. Ambos tienen una cuestionada política contra la pandemia.
Trump quiere hacer de Estados Unidos una nación poderosa basada en la intimidación armamentista y la supremacía económica y López Obrador quiere que los mexicanos miremos en él, un ejemplo de austeridad y honradez (con sus específicas contradicciones); Algunos confunden el populismo de AMLO y el de Donald Trump pero ¿Cómo pueden ser ambos populistas, si uno habla de ayudar a los pobres y el otro de tener dinero y hacerse millonario?
Trump gobierna un país compuesto por una sociedad que se crece por el capitalismo y los negocios. Uno de los valores principales de la sociedad estadounidense es la creación de riqueza a través del mérito y el esfuerzo. Por el contrario, AMLO busca gobernar un país con la máxima de que, hacer dinero está mal visto, y donde se premia socialmente el sufrimiento. Éste último pondera el poder electoral en el voto de los pobres y marginados (a los que quiere mantener en ese esquema para beneficio propio) y el otro, busca sostenerse en el poder a costa de asegurarle a los estadunidenses su supremacía y riqueza.
Ambos se odian. Quizá ese sea su éxito y espectáculo de “show man”. Los dos salen a diario. Uno con sus “mañaneras”, donde exhibe sarcasmo y burla ante sus críticas, el otro prefiere las neoliberales redes sociales para sacar sarcasmo y ofender a naciones, como México, por supuesto. Uno creció en la manutención del Estado protegido por partidos políticos (a los que hoy quisiera desintegrar acusándolos de corrupción, aun cuando él estuvo en tres), el otro nació y creció en la riqueza, y se sostuvo de los negocios en bienes raíces; uno es de un pueblo llamado Macuspana, Tabasco; el otro es de un pueblo llamado Nueva York…
Ya los medios y ellos mismos, “encobijados” en la ironía y la altanería, se han ufanado de una exitosa reunión pretextada de neoliberales “beneficios” económicos. Que rara política es aquella que promueve la pobreza, pero que, ante la inminente situación decadente de desempleo, se fortalece de la estrategia capitalista para vanagloriarse, o rescatarse…
El hacedor sotanero se sigue preguntando: Son muchas las razones, sobre todo las electorales, las que estuvieron detrás de esa reunión justificada por el TMEC, muchas más, y todas tienen que ver con la negociación de temas que confrontan a ambos países. Por eso ¿de qué habrán hablado dos tipos que no se entienden? ¿De qué platicarán dos tipos con lenguajes tan diferentes? ¿Realmente quién es el ganador?… Mi twiter @raulmadujano