¿SE HA ENTENDIDO BIEN EL “HOME OFFICE” GUBERNAMENTAL?

He tenido algunas charlas con amigos servidores públicos estatales –y algunos federales- y me comentan que la modalidad del “home office” en tiempos de la pandemia está, en ciertos casos, resultando tortuoso por varios factores.
No todos tienen acceso al internet (por ubicación de su domicilio, por carecer del equipo necesario, etc.), no es factible tener los recursos administrativos que normalmente se tienen en la oficina y no se dispone de los archivos y documentos imprescindibles para desarrollar un óptimo trabajo.
En este último punto, comentan, los jefes solicitan trabajo y resultados que deben sustentarse en documentos que, obviamente, no pueden salir de las oficinas y lo exigen como si los archiveros metálicos y las clásicas “cajas galleteras” pudieran llevárselas a sus domicilios para hacer eficientemente el “home office”, sin considerar que no toda la documentación se encuentra “on line”, por esenciales principios de privacía en consideración a las disposiciones legales en materia de protección de datos personales y de contenido sensible.
Por otra parte, algunos han comentado que los superiores, argumentando que el trabajo se está haciendo “cómodamente” en casa, les están realizando llamadas telefónicas y enviando mensajes de “whats” y correos electrónicos pasadas las siete de la noche y en días inhábiles, como el pasado viernes 1° y ayer martes 5 de mayo, sin omitir los recientes días del periodo vacacional de Semana Santa, sábados y domingos de enclaustramiento social para girar sus “amables instrucciones”, lo que hace que los servidores públicos tengan que estar prácticamente pegados a sus computadoras y teléfonos celulares para “estar al pendiente y por lo que se le ofrezca” ya fuera del horario habitual de sus labores en oficina, el más común es de las 9:00 a las 18:00 horas.
Sin embargo, en algunas dependencias del gobierno mexiquense se han desarrollado actividades en oficinas, de aquellas consideradas no estrictamente esenciales, no obstante el Acuerdo del Ejecutivo del Estado de México –quien por cierto, fue públicamente reconocido por el Dr. Hugo López-Gatell, Subsecretario de Salud federal por estar “a la altura de las circunstancias, mostrando una actitud de gran responsabilidad y dedicación, al igual que el Secretario de Salud estatal, Gabriel O’Shea Cuevas”-, del 23 de marzo del presente año publicado en la sección tercera de la Gaceta del Gobierno de la misma fecha, el cual tuvo inexcusables complementos con el similar que prorrogó las acciones preventivas con motivo de la pandemia por lo menos hasta el día 30 de mayo, mismo que se publicó en la Gaceta del Gobierno el 17 de abril de 2020 en la sección segunda y con el Acuerdo emitido por el Secretario de Salud Mexiquense por el que se fortalecen las medidas preventivas y de seguridad para este tema, publicado en la sección segunda de la Gaceta del 22 de abril de este año.
Casi todas las dependencias del Gobierno del Estado de México así como los Poderes Legislativo y Judicial emitieron y publicaron oportunamente acuerdos de suspensión de actividades, trámites, investigaciones, substanciación y de resolución de actos administrativos e interrupción de plazos y términos procesales.
En otro breve tema: esta semana, en la cansina voz y actuación del detentador del Poder Ejecutivo federal seguimos viendo y escuchando sólo jitanjáforas que no ayudan en nada para salir lo más pronto de esta emergencia de salud pública nacional, mientras que el destino y progreso del país se pierde irremediablemente defendiendo a ultranza lo que en el pasado criticó y hoy lo vuelve invisible, casi puro, casi inmaculado. ¡Hoy no hay esperanza para México!
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