Lo mejor está por venir

El coronavirus a nivel mundial nos ha rebasado. La crisis económica y social es evidente. El aislamiento y el bombardeo de información magnifican en algunos el sentimiento de preocupación frente a un presente y un futuro incierto, donde ante este desequilibrio se impone la necesidad de revisar y explorar nuestro papel en la sociedad en lo personal y en lo colectivo.
La crisis no es necesariamente un aspecto negativo, en las crisis están las oportunidades y ante esta, se debe extraer lo mejor de la situación. La pandemia por Coronavirus nos ha hecho recordar la vulnerabilidad del ser humano y que por más avances médicos y científicos que afortunadamente se tienen, no todo puede estar bajo control.
Un gran número de personas está experimentado un cambio en su vida y lo que parecía tan “normal” y cotidiano como un saludo, ahora se encuentra prohibido, pero en este mismo contexto, se encuentra otro segmento de la población que sigue sin tomar en serio lo que está pasando y como buen mexicano, hasta no ver, no creer.
Todos somos parte de un mundo interconectado y no podemos escapar de las circunstancias y de la realidad que hoy nos toca vivir, no podemos cerrar los ojos ante los horrores que nos ha tocado vivir y no me refiero únicamente a la pandemia por lo menos en el caso de México, situaciones que a últimas fechas nos han lastimando cada vez más pero, esto no significa que dejemos de imaginar otros mundos posibles.
Centremos la mirada en ver más allá de lo individual y de manera real reconozcamos al otro y actuemos acorde a las circunstancias, tenemos un gran compromiso ante lo que hoy estamos viviendo y la crisis es la oportunidad de ser mejores. La empatía y la solidaridad no deben convertirse en las palabras o valores de moda, deben ser interiorizados y llevados a la práctica en el día a día.
El ser humano no puede dejar de imaginar belleza, humor y replantear un nuevo gusto por la vida en circunstancias que parecen conspirar en contra de una actitud positiva. En circunstancias adversas como la que hoy atravesamos, no existe nada más radical que ver como un aspecto negativo el tratar de sentirse bien, de promover algo diferente, de abrir una ventana de esperanza y asumir que las cosas pueden ser distintas.
La manera de combatir esto, consiste en buscar espacios que sean diferentes a la pandemia y tantos males que hoy se recrudecen. No se trata de negar o minimizar la situación, pero es necesario plantear nuevos escenarios en medio de tanta tragedia. Esto va a pasar y después del Coronavirus debemos estar dispuestos a reconstruirnos, no todo es malo y es un hecho que a últimas fechas se ha conocido más de cerca la pobreza, la violencia, la desigualdad, la corrupción y la impunidad, contamos con credenciales suficientes para decir que hemos conocido lo peor del mundo, pero precisamente por eso, porque somos quienes han conocido esta realidad, podemos imaginar de manera más precisa un mejor país.
El ánimo nacional se encuentra muy dañado pero intentemos transformar el dolor, la desesperanza y la frustración para reconocer la realidad que hoy nos lastima y que afecta a unos más que a otros. Finalmente, aludiendo al escritor Jorge Luis Borges, recordemos que la vida es bella con su ir y venir, con sus sabores y sin sabores, que las heridas fuertes nunca se borran y que las mejores cosas de la vida suceden cuando menos se esperan. Lo mejor está por venir.