El virus de la desinformación

Los coronavirus, son una familia de virus que causan enfermedades que van desde un resfriado común hasta enfermedades respiratorias más graves. El coronavirus debe su nombre a las extensiones que lleva encima de su núcleo que se asemejan a la corona solar. El 11 de febrero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer oficialmente el nombre de este nuevo tipo de virus COVID-19 (del inglés Coronavirus Disease), que comenzó a propagarse en China, a finales de 2019.
De acuerdo con información emitida por el gobierno durante la conferencia matutina, la enfermedad en todos los países pasa por tres etapas, la primera; conocida como etapa de importación viral y se da cuando una persona que viajo a un país donde está presente el coronavirus lo ingresa, en este caso a México. La segunda; dispersión comunitaria, que se refiere al contagio entre los que viven dentro del país, vale la pena señalar que 8 de cada 10 personas pueden contraer el virus y no presentarán molestias o alguna afectación, lo cual es importante tomar en cuenta. Finalmente, la tercera etapa; que es el periodo epidémico, cuando estos 2 de cada 10 que se ven afectados por el virus comienzan a mostrar síntomas de mayor cuidado donde se debe focalizar toda la atención médica a fin de evitar el peor escenario.
Lo anterior, ha sido explicado por el hombre que sin ser Secretario de Salud ha fungido como tal con una enorme capacidad explicativa, me refiero al Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell. Sin embargo, no se puede olvidar el pequeño “resbalón” que cometió hace unos días al declarar que “la fuerza moral” de nuestro jefe de estado puede impedir que contagie a otros, en este sentido, si la fuerza moral del presidente resultara suficiente, las iglesias no habrían optado por realizar a puerta cerrada las celebraciones de las próximas semanas así como la suspensión de algunas actividades que implican la concentración de un gran número de personas.
Loable es el trabajo que ha venido realizando el subsecretario López-Gatell pero, ante esta situación vemos al Hugo López-Gatell de la conferencia transmitida por la tarde- noche más puntual y centrado en el tema y al de la conferencia matutina, el cual intento justificar lo que puede considerarse una actitud irresponsable por parte del presidente al seguir acudiendo a eventos multitudinarios y no cancelar temporalmente las conferencias matutinas, actos donde hace aquello que se pide a la población evitar, las aglomeraciones como la del fin de semana pasado en el festival vive latino, que contó con una asistencia de más de 70 mil personas durante los dos días, pero como pedir responsabilidad y conciencia a la población cuando desde el gobierno el mensaje es contradictorio.
Es indispensable estar informados y saber utilizar esta información para orientar y capacitar a otros, no creer lo primero que se ve o escucha decir, tomarse el tiempo para leer algo más que un encabezado alarmista y compartir ese tipo de notas, no dejarnos llevar por lo que le contaron al amigo de un amigo sin corroborar que sean fuentes confiables.
La psicosis la creamos nosotros mismos y parece que el miedo que se genera no es propiamente a morir al ser contagiado, sino a la perdida de las comodidades o esquemas cotidianos a los que se está acostumbrado pero, las reuniones con amigos, asistir al cine, a un partido de fútbol o a un concierto, pueden esperar.
La mejor cura para el coronavirus será estar informados, no recurramos a los epidemiólogos de temporada, no realicemos compras sin sentido de papel higiénico o actuemos de manera egoísta acumulando gel antibacterial y productos que todos vamos a necesitar. El gobierno debe hacer su trabajo pero la sociedad tiene que comportarse a la altura.